Una rica obra perdida en la bruma del tiempo.
Acaso, el escrito más conocido de Ricardo Zabalza Elorga sea su “carta de capilla”, la carta de despedida que le escribió a su esposa Obdulia Bermejo el mismo día que lo fusilaron.
“Febrero 24 de 1940.
Mi queridísima Obdulia
unos renglones para darte una mala noticia. He sido juzgado por los tribunales correspondiéndome la última pena. Ignoro cuál será mi suerte, pero vale más estar preparado para lo peor. Los antecedentes de otros amigos, no son para sentirse demasiado optimistas y yo he mirado siempre esta eventualidad con valor y serenidad y así deseo que lo hagas tú. Tienes una labor grande que cumplir al lado de nuestro hijo que es el criarlo y educarlo sí, contra las esperanzas que todos podemos formularnos. Me tocará a mí estar eternamente ausente de vuestro lado. La vida es lucha y el perderla no es más que un accidente en el combate. Por eso hay que estar siempre listos para afrontarlo.
Os escribo estos renglones a vuela pluma. Los ampliaré más adelante con nuevas impresiones, ¿optimistas? ¿pesimistas? Veremos. Recibe muchos besos de quien ahora es tuyo y de nuestro pequeño Ricardo”
No hubo tiempo para más. Horas después era fusilado junto a otros republicanos en las tapias del Cementerio del Este, en Madrid. Diez años atrás había partido de la Argentina, de la ciudad de Punta Alta, provincia de Buenos Aires, donde había sido maestro de escuela, dirigente obrero, gestor cultural, editor de la revista “Impulso” y un luchador incansable y vigoroso en pos de la dignificación de los trabajadores, a sumarse a los quehaceres de la Segunda República Española.
Fue un escritor del pueblo, muy fino, muy culto y enérgico. En Punta Alta dejó notables editoriales y encendidos poemas que, lamentablemente, se han perdido en la bruma de los años.
Mi intención, en este artículo, es rescatar y reflotar algunos de esos versos.
1- Un poeta del pueblo en Punta Alta.
Ricardo Zabalza Elorga había nacido en Navarra en 1898. Contemporáneo de la ciudad de Punta Alta. Tras estudiar magisterio emigró a Argentina, arribando en 1913. Realizó numerosos y variados trabajos y en 1919 se estableció en Bahía Blanca. No tardó nada en sumarse a las luchas sindicalistas que se multiplicaban en la región tratando de mejorar las condiciones laborales de los obreros. Era un dirigente con mucho carácter y personalidad. En 1921 ingresó como profesor en la escuela “Domingo Faustino Sarmiento” ubicada en Luiggi 166 de Punta Alta. Con el tiempo, se convirtió en su director.
Paralelamente a su actividad docente se sumó al Centro “Libertad”, con sede en calle 25 de mayo 646, editores de la revista “Impulso”, una publicación de neto corte socialista que, en su eslogan, se proclamaba antifascista y antiimperialista.
La revista era un mensuario de alrededor de treinta páginas, el número suelto costaba veinte centavos y la impresión estaba a cargo de la imprenta “La Nueva Comuna” ubicada en Urquiza y Humberto. Gozó de mucho prestigio a nivel nacional. Muchos escritores de renombre firmaron artículos especiales, como Luis di Filippo, Juan Lazarte, Rodrigo Soriano, Pedro Godoy, entre muchos otros.
Zabalza Elorga escribió en las páginas de esta revista hasta 1929. En 1930 regresó a España y rápidamente alcanzó puestos de importancia en la organización de la Nueva República. Al término de la Guerra Civil fue apresado y, en febrero de 1940, fusilado.
Los poemas que comparto a continuación son obra de Ricardo Zabalza Elorga. Tenemos el privilegio de que fueron escritos en Punta Alta. Es el legado tangible que nos dejó como herencia de su paso por nuestra comunidad.
2-La vorágine.
En la revista “Impulso” número 3 de agosto de 1928, una edición especial contra la guerra y las causas que la originan, encontramos en la página 9 un escrito en prosa firmado por R.Z, reconocible como obra de Ricardo Zabalza, bajo el título de “El símbolo de la victoria”.
“En el cuartel general se celebra ruidosamente la terminación de la guerra. ¡Al fin concluyó aquel vivir de ratas acorraladas en las trincheras llenas de barro! No más espectáculos infernales de asaltos nocturnos bajo el relámpago de las granadas, entre gritos de rabia y ayes de dolor. Se acabó todo” dice Zabalza en el primer párrafo.
No es fácil encontrar escritos de Ricardo Zabalza Elorga, ni siquiera en España, de modo que estos pantallazos de su pluma son verdaderos privilegios que tenemos en la ciudad de Punta Alta. En el mismo número de esta revista, a doble página 16 y 17, encontramos el poema “La vorágine” que transcribo a continuación.
LA VORÁGINE.
Plan! Plan! Plan! Plan! Rataplan!
Pasan, pasan, como un río, por millares y millones,
en hileras incontables, regimientos y escuadrones
de los hombres que se van
arrastrados por la guerra.
Pasan, pasan los soldados, rataplán!
Las ciudades y villorios, las llanuras y la sierra
sin los mozos más garridos, sin los más fuertes varones quedarán.
Mas, los vítores y aplausos, las fanfarrias y los cantos,
el gemido de las novias y los llantos
de las madres y los viejos, fácilmente ahogarán.
Plan!Plan!Plan!Plan! Rataplán!
Pasan los soldados. Orgullosos los mandones
los contemplan mientras ruedan
sórdamente por el piso los mortíferos cañones
y sonríen los “tapados” poderosos que se quedan,
viendo aquellos desdichados que se van
embriagados de aleluyas,
a luchar por unas tierras que jamás han sido suyas
y a morir por una gloria que jamás disfrutarán.
Plan!Plan!Plan!Plan!Rataplán!
Plan!Plan!Plan!Plan!Rataplán!
Ya ha tres años que en los campos de batalla
siega y siega, noche y día, sin descanso la metralla
existencias promisorias, vidas cándidas y en flor,
ya ha tres años que no hay risas en las calles silenciosas
ni parejas amorosas
en los parques, ni canciones a la vera de las rejas
ni coloquios al amor de los dinteles,
ni dan rosa los vergeles,
ni cosechas las campiñas desoladas
por la ausencia del trabajo productor.
Sólo hay sombras, muchas sombras enlutadas,
con las almas destrozadas,
bajo el peso inaguantable de la angustia y el dolor.
Sólo hay sombras... viejos, niños y mujeres...peregrinos
del espanto que se escapan a través de los caminos
¡sin saber siquiera adónde!
¡sin saber siquiera adónde!
Perseguidos y aventados por el hambre y el terror.
Sólo hay cruces, muchas cruces,
que iluminan los obuses
con siniestro resplandor!
Las idílicas praderas
hoy son páramos sombríos
están llenas de cadáveres y sangre las riberas
de los ríos
y los hombres no son hombres, sino hienas y chacales
que se acechan desde el aire, sobre el mar en el abismo
para hundirse mutuamente con sadismo
bayonetas y puñales
entre medio de estampidos infernales
y alaridos de rencor.
Ya ha tres años que la Tierra
es el reino alucinante de la guerra
y aún azuzan los tiranos
asesinos, inhumanos,
las jaurías de la muerte, la locura y el horror.
Más, teñidas con la sangre que empapaba las fronteras
se volvieron todas rojas, todas rojas, todas rojas las banderas
y, luchando ferozmente en aquel vértigo maldito
comprendieron los soldados que era ¡Madre! Siempre el grito
que, en cien lenguas, balbuceaban todos ellos al morir.
Y pensaron, por primera vez pensaron
¿Por qué siendo tan iguales sus ternuras y amarguras,
sus penurias, sus desgracias y sus males
tal afán en destrozarse y combatir?
Y cesaron por encanto
las mortíferas jornadas
de la muerte y el espanto.
Y en el campo del horror y la matanza
se oyó un grito luminoso de esperanza
-¡Camaradas, camaradas,
ya no somos enemigos sino hermanos
¡Basta ya de asesinar y destruír!
No más penas ni cadenas,
mueran, mueran los tiranos
que nos mandan combatir!!
Y dejaron por millares las trincheras
y a su frente enarbolaron confundidas las bandera
que eran rojas, todas rojas,
todas ellas semejantes como fueron las congojas
que se vieron obligados a sufrir.
Ahora apunten a otra parte los cañones,
a los sitios bien seguros, donde estaban los mandones,
y con ellos, entre orgías y placeres, los gusanos
de la guerra, los hediondos mercaderes
asesinos y cochinos,
todos juntos, mercachifles y tiranos.
¡Cómo escapan a través de los caminos
a poner en salvaguardia sus pellejos!
Ah, cobardes, ¿Dónde estaban los alardes
que mostraban desde lejos,
cuando, nunca satisfechos, ordenaban
avanzar a todo trance o resistir?
Se ha extinguido ya el rumor de los tambores
y otra vez en las campiñas hay cosechas
y hay amores
en los parques, y hay endechas
a la vera de las rejas y dinteles
y dan flores los vergeles
mas los hombres que producen y que sueñan, previsores
aún conservan las banderas
que empaparon con la sangre derramada en las trincheras
como símbolo bendito de la Tierra sin fronteras
que atalaya el porvenir!!
3- Tragedias vulgares.
En el número fechado en noviembre de 1928, dedicado al anarquista Simón Rodowitzky, condenado a prisión por tiempo indeterminado en el Presidio de Ushuaia por el asesinato del Coronel Falcón, hay otro poema de Ricardo Zabalza titulado “Tragedias vulgares”, dedicado a Álvaro Yunque, poeta del pueblo.
TRAGEDIAS VULGARES.
A Álvaro Yunque, poeta del pueblo.
Mañana triste, brisa perfumada,
la mar como un lago, deslumbrante el sol,
desborda la playa de luz y de risas,
las barcas se alejan, canta el pescador.
De pronto, a lo lejos, sombría galerna
el cielo oscurece, se ahoga la voz
del canto...las olas arrojan despojos
ay, de las barquillas que el mar sorprendió.
Noche. Entre las sombras a los pozos bajan
oscuros mineros en racimo audaz
y avanzan a tientas por las galerías
que llenan efluvios del grisú mortal.
Hay un sordo ruido, niños y mujeres
a las bocaminas alocados van,
los picos febriles remueven escombros
¡muertos y más muertos!¡todo inútil ya!
¿Qué pasa? Corramos, la gente se agolpa.
Un obrero yace de un andamio al pie
sangrando lo llevan “Sigan el trabajo”
grita el contratista, sin fijarse en él.
¡nos dejaste solos!¿Qué haremos ahora?
Gime ante el cadáver la pobre mujer.
Rezan una viejas, tres chicos sollozan
y allá en su cunita sonríe un bebé.
Decid, compañeras de mirada triste,
¿por qué vuestro rostro tan pálido está?
-La fábrica sabe, pregunta al prostíbulo,
en el conventillo te lo explicarán.
No había trabajo. Fue invierno. Estaban
sin pan nuestros hijos, sin lumbre el hogar!
Protestó con otros y me lo mataron,
ah, perros malditos, ya lo pagarán.
Así, cuántas vidas deshechas y truncas,
cuántas injusticias y cuánto dolor,
trabajo, riquezas, lágrimas del pobre,
oh qué amarga cosa para alguno sois.
4- La perdida.
En enero de 1929 aparece el número ocho de la revista. Su portada muestra una caricatura de Mussolini y Primo de Rivera con una alegoría de la muerte y el epígrafe “LA MUERTE LOS UNE”. En este número Ricardo publica un poema referido a la prostitución, tema que aparece en varios artículos de esta publicación, y que es criticado como una de las consecuencias indeseables de la pobreza económica y la miseria moral. Este poema, de cualquier modo, no carece de una fina ironía y un humor ácido.
LA PERDIDA.
Romance inmoral.
Era una linda serrana
pura, graciosa y gentil,
pero una tibia mañana
ardió en la Ley Soberana
y cayó...como otras mil.
Era rico y bien amado
el galán que la perdió;
más de aquel placer hastiado
en busca de otro cercado
a la serrana dejó.
Cuando en su vientre fecundo
hizo el amor eclosión,
lloró ante el padre iracundo
que la arrojó por el mundo
y le dio su maldición.
Fue entonces la Magdalena
de puerta en puerta a rogar
un alivio a su condena;
pero, sordos a su pena,
la invitaron a marchar.
Y aquella triste serrana
antes alegre y gentil
se fue a la ciudad cercana
e igual que una res humana
se vendió...como otras mil
el galán y una partida
de los mozos del lugar
buscaron a la “perdida”
y, por verla encarnecida,
le propusieron gozar.
Ella aceptó y, cuando presos
entre sus brazos los vio,
sabiamente, con sus besos
el “virus” de los excesos
uno a uno inoculó.
Y hoy la juventud insana
que pasó por el cubil
maldice a la cortesana
que de su aldea serrana
se vengó...como otras mil.
5- Carne de siervo.
El número nueve de Impulso, aparecido en febrero de 1929, arranca con un portada que alude al “GLORIOSO FIN DEL RÉGIMEN FASCISTA” con una caricatura afín con el tema. En este ejemplar, Ricardo publica un poema en la página 15.
“CARNE DE SIERVO”
Antes de nacer sirvió
ya de fastidio a la madre.
Y, luego, cuando nació
de carga sirvió a su padre.
Sirvió en la escuela de risa,
niño aún sirvió a un burgués,
sirvió a la patria después
que fue el servir su divisa.
De sus hombros se sirvieron
políticos y patrones
y, al servirle, lo exprimieron
los comerciantes ladrones.
Viejo ya, sirvió de estorbo
y sirvieron sus dolores
de práctica a los doctores
de un hospital negro y torvo.
Difunto, en la morgue fría,
dos cirujanos obesos,
estudiando anatomía
se sirvieron de sus huesos.
Y un estudiante burlón
hizo con él un matambre
se lo mandó a una pensión
y...¡hasta sirvió como fiambre!
6- Primero de mayo.
Debo aclarar que en el puñado de revistas “Impulso” que, en formato digital, tengo en mi poder, hay muchísimos artículos sin firma, redactados por alguien del staff de la publicación, que, seguramente, son obra de Ricardo Zabalza Elorga, pues se percibe en ellos su impronta socialista y contestataria. Me he remitido a compartir la obra firmada, especialmente la obra poética.
El último número de “Impulso” que tengo corresponde al primero de mayo de 1929. La portada representa una manifestación de trabajadores, con una bandera oscura y un fondo de fábricas. El texto del dibujo reza “REBELIÓN! Hijo del pueblo, te oprimen cadenas/ Y esa injusticia no puede seguir/ Si tu existencia es un mundo de penas/ antes que esclavo prefiere morir...”
Abarcando toda la página 3 encontramos la obra de Ricardo.
1ro. DE MAYO.
Cual un trueno lejano se escucha
un extraño, inquietante rumor,
es un canto que forman mil cantos,
mil clamores en sólo un clamor.
¿Por qué tiemblan los ricos magnates
al oírlo? ¿Por qué hay en su tez
ese miedo feroz que los cubre
de tan fría, mortal palidez?
¿Por qué embriagan los torpes sicarios
y los arman al pie del cañón?
Es que el canto que escuchan es canto
de protesta y de revolución.
Y las negras conciencias que hicieron
su riqueza, placer y festín
con el hambre de todos, comprenden
que esas notas predicen su fin.
Ya se agranda el rumor...ya es el himno
ronca voz de fatal tempestad,
luchadores, ¡de pie los esperan!
¡proletarios del mundo, escuchad!
Oh, vosotros, la pléyade enorme
de los parias, oh, turba infeliz
dad un día de tregua al trabajo,
levantad vuestra esclava cerviz.
Que las fábricas mudas, los campos
y las urbes sin pan y el taller
silencioso, ante el mundo proclamen
del trabajo el inmenso poder.
Ha mil siglos que os roba el tirano
el producto de vuestro sudor
y ha mil siglos que os da en recompensa
la miseria, la guerra, el dolor.
Y los nobles apóstoles vuestros
que sembraron ideas de luz
ha mil siglos también que padecen
el presidio, la horca y la cruz.
No más súplicas vanas ¡Justicia!
A la calle las turbas sin pan,
lo que nunca lograron sus manos
los rebeldes con fe, lograrán.
Y así unidos en bloque potente,
agrupados en libre hermandad,
por un mundo sin amo y sin leyes
¡proletarios hermanos: luchad!
Y el cuartel, el hospicio, el tugurio
y la cárcel y el frío hospital
se iluminan oyendo el llamado
del Primero de Mayo Inmortal.
7- Un poeta social en Punta Alta. Un poeta nuestro.
En la edición de diciembre de 1928, dedicada a Rafael Barret, podemos leer una crítica literaria firmada por Zabalza. Ricardo analiza, en este caso, el libro “A cara o cruz” que le hiciera llegar el autor, su amigo, el poeta Pedro Godoy.
Pedro Godoy fue un anarquista amigo de los escritores de Boedo, autor de los poemarios “A cara o cruz”, “Vidrio de punta”, “Brocha gorda” y “Tarja”. Nació en Bolívar en 1900 y falleció en Mar del Plata en 1986. Su firma aparece en varios artículos publicados en la revista “Impulso”
Qué curioso. Todos los comentarios que Zabalza Elorga virtió sobre la obra de Pedro Godoy, valen para su propia obra: “Pequeños grandes poemas, repletos de emociones hondamente sentidas y expresadas con sencillez y sinceridad.
Y el Ricardo Zabalza Elorga obrero, auténtico, de manos callosas, rebelde y digno en su pobreza palpita en un desgarrante grito proletario y de este dolor linyera sentido en carne propia.
¡Cuán sincero y natural es ese lenguaje y qué lejos está de las sensiblerías y contorsiones líricas a que nos tienen acostumbrados la mayoría de los poetas viejos y nuevos.
Todos sus poemas son así, hondos, intensos, llenos de cuadros de una simplicidad y una veracidad impresionantes. Seguro estoy de que todos los trabajadores y compañeros que lean este ramillete de poesía pensarán, al terminar, lo que yo pensé: Al fin tenemos un poeta nuestro”.
Raúl Oscar Ifrán.
Fuentes.
Revista El ARCHIVO Nro. 15 Archivo Histórico Municipal de Punta Alta. Mayo 2006.
Las Cartas de la Memoria. Varios autores. Memoria y Libertad. Org 2019
Revista Impulso Nro 2. Centro Libertad. Imprenta La Nueva Comuna. Julio de 1928.
Revista Impulso Nro 3. Centro Libertad. Imprenta La Nueva Comuna. Agosto de 1928.
Revista Impulso Nro 5. Centro Libertad. Imprenta La Nueva COMuna. Octubre de 1928.
Revista Impulso Nro 6. Centro Libertad. Imprenta La Nueva Comuna. Noviembre de 1928.
Revista Impulso Nro 7. Centro Libertad. Imprenta La Nueva Comuna. Diciembre de 1928.
Revista Impulso Nro 8. Centro Libertad. Imprenta La Nueva Comuna. Enero de 1929.
Revista Impulso Nro 9. Centro Libertad. Imprenta La Nueva Comuna. Febrero de 1929.
Revista Impulso Nro 10. Centro Libertad. Imprenta La Nueva Comuna. Marzo de 1929.
Revista Impulso Nro 11. Centro libertad. Imprenta La Nueva Comuna. Mayo de 1929.
La generacion del sacrificio. Emilio Majuelo. Editorial Txalaparta. 2008.
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