miércoles, 21 de enero de 2015

GUANTES CON HISTORIA. Visitantes célebres.

Ricardo Osvaldo González, "Gonzalito".

Nuestra ciudad se había convertido en una plaza interesante para los boxeadores. El 14 de marzo de 1938 tuvimos una visita de lujo. Esa noche, Moisés Ortenberg, conocido en el mundo de los deportes como Jimmy Wilde, oriundo de Bahía Blanca, peleó con Ruben Cabral. Ya se habían medido un 30 de marzo de 1935 en la vecina ciudad con el triunfo de Wilde por puntos. En nuestro ring, el bahiense repitió la victoria en diez rounds.
Wilde es considerado una auténtica leyenda del boxeo en toda América Latina. Entre 1935 y 1943 realizó 42 peleas. Ganó 37 con 15 victorias por la vía rápida y empató 5. Se retiró invicto y es cita de todos los especialistas en récords deportivos.
El pampeano Carlos Beulchi, un zurdo de peso liviano apodado Pichina nos visitó en cuatro oportunidades. Sus peleas con Pedro Ganio fueron verdaderos clásicos de Punta Alta. El 15 de abril de 1945 peleó con Victorio Grillo y le ganó por puntos en diez vueltas, el 24 de octubre de 1946 enfrentó a Pedro Ganio y empataron. El mismo resultado se repitió en la revancha el 7 de noviembre de 1946.
Pedro Ganio, además de estos dos combates, realizó uno con el cordobés Angel Olivieri el 1 de octubre de 1953 con un empate en diez episodios.
El conocido Humberto Barbatto, maestro de boxeadores en Bahía Blanca, peleó con Aldo Gómez y le ganó por knock out en el quinto round. A su vez, el rosarino Aldo Gómez, retornó a nuestros pagos para caer de nuevo por toda la cuenta frente a Aldo Gamboa en el séptimo round, el 25 de noviembre de 1960.
Aldo Gamboa era un fuerte pegador bahiense, de modo que pelear en Punta Alta era como pelear en el patio de su casa. Aparte de la pelea antes mencionada con Gómez, el 1 de octubre de 1956 le ganó por puntos a José Santín,   el 1 de octubre de 1957 volvió a derrotarlo, esta vez por knock out diez y el 1 de mayo de 1957 superó a Juan Carlos Berger por knock out nueve.
A comienzos de la década del sesenta, el ring del Club Altense se vistió de fiesta para recibir al ascendente púgil Adrián Servín que llegó a nuestros pagos para enfrentar al crédito local Francisco Sarmiento. Servín ganó por abandono en un escenario colmado de público. Fue tan grande la convocatoria, que hubo que agregar sillas para dar cabida a los aficionados. Adrián Servín murió trágicamente luego de una pelea con Enrique Jana en 1964.
Ricardo Lorenzo González, “Gonzalito”(1), estuvo en Punta Alta y le ganó a Luis Rodríguez el 5 de agosto de 1961.
Mencionamos antes a Rogelio André en su compromiso ante Nelson Valdez en la Base Naval; hizo dos peleas más ante nuestro público. El 1 de noviembre de 1962 le ganó por puntos a Cruz Dominguez y el 1 de enero de 1964 noqueó a Gregorio Rivero en la octava vuelta.
El popular Oscar “Cachín” Méndez combatió en nuestro medio el 20 de febrero de 1976 venciendo por knock out en el sexto round a Miguel Angel Gutiérrez.
 
1-       El peso pluma Lorenzo Osvaldo Ricardo González, llamado Gonzalito, realizó 128 peleas de las que ganó 107, perdió 10 y empató 11. En 2006 fue declarado persona destacada del deporte por decreto de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.  


Fuentes: The Boxing Récord Archive.

        Oscar "Cachín" Méndez, caricaturizado por Evangelista.

Carlos Beulchi.


TARJETAS POSTALES II-NOSTALGIA PURA.


La tarjeta postal, como la memoria, tiene la propiedad de detener el tiempo, con la diferencia de que es mucho más fiel y confiable; la memoria suele traicionarnos.
Esta pequeña cartulina no sólo contiene una vista fotográfica, recupera para las generaciones un auténtico paisaje social donde se conjugan vestimentas, automóviles, letreros comerciales, costumbres, estilos arquitectónicos, gestos. Ni hablar de las dedicatorias, transmitiendo sentimientos a través de un siglo. Tratándose de tarjetas postales de nuestra ciudad, recuperamos de algún modo, nuestro propio pasado. Nostalgia pura.

Mercado Punta Alta. No está circulada, es decir no se usó. No tiene timbres ni sellos del correo. La Union Postale Universelle era la entidad postal internacional que permitía la circulación de la tarjeta por todo el mundo.

Vista parcial Punta Alta. Bernardo de Irigoyen y Roca. Se ve claramente el cartel de Casa Bargueño, hoy local de Lucaioli. El sello del correo está fechado 7 de enero de 1939. Ya habían pasado los Reyes Magos por Punta. La dedicatoria está escrita en italiano y, efectivamente, está dirigida a Roma.

Banco de la Nación Argentina. Editorial La Sudamericana de Capital Federal. Estas ediciones consignan el clásico Tarjeta Postal central y debajo puntualizan Punta Alta, República Argentina. Está fechada a mano el 10 de noviembre de 1954. Las anotaciones marginales nos orientan hacia la fecha de la toma.

Hermosa postal del castillo de la Calle Pellegrini, que dio nombre a un barrio. Tiene escrito a mano Pietro Cinelo, nombre de quien lo hizo construir entre 1913 y 1919. 

Intendencia Municipal de Ed. La Sudamericana de Buenos Aires. Está dedicada con fecha 11 de marzo de 1963. Habla de una racha climática de mucho frío y lluvias. Lo que cuentan las postales.

Vista de Punta Alta, Puerto Militar, del editor Luciano A. Garzía, de Punta Alta. Esta tarjeta está intacta, no circulada, sin timbre, sello ni dedicatorias. Una auténtica pieza de museo, nuestra ciudad en sus inicios.

Vista de Punta Alta, Puerto Militar. Se parece mucho a la anterior, pero no es la misma. El sello del correo dice 2 de Abril de 1904. La dedicatoria manuscrita en el anverso está escrita en italiano e indica que el punto señalado con el signo de pregunta corresponde a la estación del ferrocarril. 

sábado, 17 de enero de 2015

LA TARJETA POSTAL.Una ventana de cartón abierta a la historia.


Fue en 1869 cuando Austria inició la emisión de tarjetas postales. La idea fue del profesor Emanuel Hermann con el propósito de estimular el negocio del correo. Las primeras tarjetas fueron cartulinas color café claro diseñadas sólo para escribir textos breves. Tenían impresa una estampilla por la mitad del valor del franqueo de una carta simple.
Inicialmente sólo podían circular dentro del Imperio Austrohúngaro, pero fue tal su éxito que en un par de años su uso se había extendido por toda Europa. Pronto incorporaron las imágenes. Así, la tarjeta postal comenzó a exhibir en su anverso fotografías, pinturas, retratos, dibujos, paisajes, flora, fauna, escenas eróticas, tipos autóctonos.
A comienzos del siglo XX finalizó el monopolio del correo en la producción de tarjetas postales y los particulares comenzaron a editarlas. El negocio no decayó para la repartición oficial, pues a partir de ese momento los usuarios abonaban el franqueo normal.
La primera tarjeta postal argentina se puso a la venta el 2 de octubre de 1878. Costaba cuatro centavos y en el timbre llevaba impreso el busto de Esteban de Luca. En 1897 el Correo Argentino emitió las primeras postales con vistas fotográficas. La finalidad era hacer conocer nuestro país en el mundo. Esto fue posible merced a un convenio celebrado con la Union Postal Universal, ya que al principio, nuestras tarjetas estaban limitadas a una circulación interna.
Dijo Rubén Darío en una nota del diario La Nación en 1903, “una ó dos palabras puestas en una tarjeta postal ilustrada que echáis en el próximo buzón, llevan vuestro recuerdo con la imagen del paisaje ó el lugar en que escribís”.
No tardó la tarjeta postal en convertirse en objeto de colección. En sus gastadas cartulinas testimonian épocas, paisajes fundacionales, vestimentas, estilos de vida. La mudanza del tiempo está pintada en ella. No tienen desperdicios, pues sus reversos dicen tanto como sus frentes. Dedicatorias que puntualizan datos necesarios para reconstruir momentos, editores y fotógrafos que utilizaron lo mejor de su sensibilidad para escoger una vista, timbres que revelan fechas y valores en curso.

La tarjeta postal es una ventana de cartón abierta a la historia.


Calle Bernardo de Irigoyen y Avenida Colón. Edición Lemus. La dedicatoria nos da la fecha, 1930. Está firmada a bordo de la Fragata Sarmiento, buque escuela de nuestra Armada entre 1898 y 1961.

Calle Bernardo de Irigoyen y Humberto Primero. Se ve un cartel que dice Lemus a la izquierda, y es notable el cartel del Bar Japonés. Después de 1928 su nombre cambió por el actual Central. No está la garita del policía que se observa en postales posteriores, y se puede apreciar la luminaria en medio del cruce de calles.


Calle B. de Irigoyen. Se ven letreros de viejos negocios y el paso de antiguos autos. Es Edición Lemus, fechada en la Fragata Sarmiento el 7 de Mayo de 1930. Apreciemos la doble mano.



Tarjeta Postal del Centro de Calle Irigoyen. Es la esquina con Humberto. Aquí se ve la garita policial en el medio del cruce. La dedicatoria está fechada en 1956 y es un saludo de cumpleaños para una señorita Rosa Alvarez de Haedo. 


Bella postal que pinta el espíritu de una tranquila ciudad en crecimiento. Letreros de Casa Díaz, El Danubio, El Barquito, un negocio de Electricidad, bicicletas por una mano, autos del cincuenta y pico ó del sesenta por la otra mano, gente disfrutando del sol, ropas livianas. Verano del 59, para hacer un promedio. Edición de Casa Cela.

Calle Irigoyen. En el sitio de venta puntualizan que es del año 1919 pero no encontré ninguna referencia en la postal. No importa el año. Es una belleza. La belleza no tiene edad.


Testimonio puro. Calle Rivadavia, edición de Eladio Bautista. Almacén Sud y detrás, el balconcito que todavía espía la primera cuadra de la calle. Adoquines y un carro estacionado en la esquina. 


Esta postal tiene una particularidad, dice Bahía Blanca, una calle de Punta Alta. Otra vista de la primera cuadra de Rivadavia, adoquines, carros, bicicletas, algunos transeúntes. Edición Casa Muñiz.

Hermosa postal de nuestro micro centro. Letreros con nombres que conocimos, recordamos ó escuchamos nombrar: Casa Obiol, Restaurante Bar Los Angeles, Foto Arte Moderno, La Llave, Sastrería Modart. 

Otra bella postal. Bernardo de Irigoyen y 2 de Julio. Nuestra ciudad en el relato de las tarjetas postales.

martes, 13 de enero de 2015

LA BALLENA DE ARROYO PAREJA-

                                                       Balneario Arroyo Pareja.

La ballena franca emergió, sorpresivamente, frente al balneario Arroyo Pareja. Unos pocos circunstantes tuvieron el privilegio de ver su inconfundible silueta azul arqueándose sobre las olas. Era el invierno del 41.
Punta Alta acababa de cumplir cuarenta y tres años, tenía alrededor de veinte mil habitantes y no era una ciudad autónoma; apenas una delegación del municipio de Bahía Blanca. Recién cuatro años más tarde lograría su independencia comunal. De todos modos, sus calles se abrían vertiginosamente hacia el progreso, cubriendo con asfalto la memoria del chañar hostil y de los médanos inhóspitos.
La ballena levantó una cortina de blanca espuma y desapareció en las límpidas aguas. La gente corrió por el murallón de piedra paralelo a la costa, tratando de avistar al cetáceo. Los niños alborotaban con sus gritos las escalinatas que bajaban hasta la playa. Algunas damas asomaron de las casillas de madera que, en colorida doble fila, vigilaban el horizonte mari-no de la ría. Algún parroquiano del Bar Player, centro de la Villa Nicoliche, apuró su trago para ver qué ocurría afuera. Era el mes de julio pero la actividad del balneario, aunque mermada, no se detenía.
-¡Una ballena!,¡Una ballena!—repetían las voces a coro para regocijo de los incrédulos. Unas lanchas que derivaban por el canal se sumaron a la impensada persecución. Todo esfuerzo fue inútil. El animal ya no evolucionaba por estas aguas. Después se supo que había visitado brevemente el puerto de Ingeniero White, donde despertó igual asombro y entusiasmo.
Pasado el mediodía, los curiosos que patrullaban la rambla sin resignarse a no tener novedades de la ballena, tuvieron su recompensa. Alguien distinguió las aletas caudales y dio la voz de alarma.
-¡La ballena volvió!, ¡La ballena volvió!
De nuevo se generó el consabido tumulto de corridas y exclamaciones. Al parecer, el enorme mamífero estaba atrapado en los caprichos de nuestras mareas y no encontraba la salida al mar abierto. Ya no la encontraría nunca.
Asustada por el alboroto generado a su alrededor, la ballena encaró las aguas del puerto militar. Allí, la hélice de una draga, la hirió mortalmente. Una espesa mancha roja se extendió por el oleoso medio hasta alcanzar el casco del torpedero Tucumán, buque de la Armada Argentina apostado en la dársena. Desde la cubierta, el cabo radiotelegrafista Luis Lamana, tomó un par de fotos de la inusual actividad. El animal sin vida fue izado por la grúa de treinta toneladas, y embarcado en un vagón de borde alto del Ferrocarril Rosario Puerto Belgrano. En una de las instantáneas, se observan claramente las siglas de la compañía y el número 1453 de la chata. Estas imágenes fueron publicadas por el diario La Nueva Provincia, en una edición de la época.
-No es un ejemplar mayor- sentenció un experto ante los quince metros de largo, el metro y medio de diámetro y las veintidós toneladas de peso de la bestia.
Las singularidades de este día no terminaron ahí. Los señores Gustavo Lagnen y Vicente Maghetti, titulares de la fábrica de jabones “El puma”, compraron los restos de la ballena con fines industriales. El vagón con su extraño pasajero emprendió, a las tres de la tarde, la marcha hacia la estación Bahía Blanca. Curiosamente, la fábrica de jabones lindaba con la terminal ferroviaria.
En la ciudad cabecera del partido, una verdadera multitud de curiosos aguardaba al convoy. Expertos cuchilleros del frigorífico próximo, faenaron la elegante mole azul, convirtiéndola en panes de grasa que eran depositados en grandes tambores. Una vez llenos, estos recipientes fueron embarcados en camiones que partían hacia su destino final. En la fábrica, la noble carga se convirtió en aceite y panes de jabón.
Durante mucho tiempo se siguió hablando en Punta Alta de la ballena de Arroyo Pareja. Le quitaron unos detalles y le agregaron otros hasta convertirla en una especie oscura de Moby Dick. La narración oral tiene esta facultad y este poder.
Algunos sostenían que se trató, ni mas ni menos, de una real cacería, con el epílogo de una matanza realizada con arpones. Esta versión fue negada rotundamente por las autoridades de Puerto Belgrano.
Es que los ecologistas del momento, se apresuraron a advertir que la ballena franca era una especie amenazada, y que de los trescientos mil ejemplares existentes en 1800, sólo sobrevivían diez mil en aquel lejano 1941.
Lo cierto es que nuestra ciudad, en medio del asombro de sus inicios, se mantuvo en vilo durante horas por la magia de una visita inesperada. Lo lamentable es que la ballena resultara muerta, pero rescato aquella ingenua historia, en medio de esta actualidad donde ya nada nos maravilla.


Fuentes diario “La Nueva Provincia”
Revista “Caminos de hierro” Nro. 40

Sr. Luis Lamana

                                               Torpedero Tucumán en Puerto Belgrano 1941.

                                           La ballena en Puerto Belgrano 1941.Foto del sr.
                                           Luis Lamana publicada por La Nueva Provincia.

                                                      Foto del sr. Luis Lamana desde el
                                                      Torpedero Tucumán publicada por
                                                      el diario La Nueva Provincia.

                                          Vistas de la ballena en Bahía Blanca. Fotografías del
                                          diario La Nueva Provincia.

lunes, 12 de enero de 2015

GUANTES CON HISTORIA-El box en Punta Alta- Parte III

                                          El boxing Club, ubicado en Rivadavia 239. Archivo
                                          Histórico.

III- José Santiago.

El Boxing Récord Archive apunta a este boxeador como de Bahía Blanca. En la revista El Archivo, en su número 17, aclara que se trataba de un deportista de la ciudad de Punta Alta.
Hay una foto en que se lo ve junto a Perón, Lausse y Pascual Pérez, vistiendo el traje de verano de suboficial subalterno de la armada. Evidentemente, además de pugilista, fue marino. Revistaba en la categoría pesado ligero, ó semipesado.
Tengo a la vista sesenta peleas suyas, con cincuenta triunfos, treinta por knock out; ocho derrotas, seis por la vía rápida y dos empates. No sé si es toda su campaña ó falta algún dato, pero es una estadística impresionante. El rango temporal de su carrera, abarca prácticamente toda la década del cincuenta.
En algún momento de su actividad, estuvo en su rincón Alfredo Porzio, peso pesado medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de París de 1924 y que falleció el día del boxeador, 14 de septiembre, de 1976.
En 1951 realizó seis peleas que ganó antes de tiempo. El 1 de agosto venció a Sixto Escalante en Bahía Blanca en dos rounds, el 15 de agosto a Aníbal Rojas en dos(1), el 1 de septiembre a Oscar Rosales en La Plata por técnico cuatro, el 15 de septiembre a Domingo Suazo en La Plata en uno, el 1 de octubre a Juan Carlos Zalazar en Bahía Blanca en dos, el 1 de diciembre a Jorge Oliva en La Plata en dos. Arranque fulminante.
A lo largo de 1952 hay registrados quince triunfos y un empate. El 10 de enero sometió a Adolfo Cruz en Mar del Plata por puntos en diez vueltas, el 26 de marzo a Juan Carlos Moreno en Buenos Aires por knock out cuatro, el 1 de abril empató con Teófilo Páez en Punta Alta en diez rounds(2), el 10 de mayo se impuso a Dante Nolasco en Comodoro Rivadavia por puntos, el 17 de mayo a Julio Melone en Punta Alta por knock out seis, el 24 de mayo a Rafael Miranda en Bahía Blanca por knock out cuatro, el 31 de mayo a Miguel Luchesi en Mar del Plata por knock out uno, el 25 de junio a Juan di Pasquali en Buenos Aires por knock out dos, el 28 de junio a Juan Carlos Zalazar en Mar del Plata por técnico cuatro, el 5 de agosto a Enrique Jover en Bahía Blanca por knock out cuatro, el 3 de septiembre a Aldo Pellegrinuzzi en Buenos Aires por knock out uno, el 27 de septiembre a José Pons en Buenos Aires por técnico cinco, el 10 de octubre a Francisco Pagola en Bahía Blanca por puntos en diez, el 31 de octubre a Rafael Miranda en La Plata por knock out dos, el 13 de diciembre a Juan Oviedo en Buenos Aires por knock out uno y el 19 de diciembre a Miguel Luchessi en Lomas de Zamora por knock out cinco. Otro ciclo espectacular del medio pesado puntaltense.
El año 1953 pierde su primera pelea el 23 de septiembre ante Miguel Rodríguez en Buenos Aires por knock out en el tercer round. Realizó, además, siete peleas en las que venció a Juan Carlos Zalazar en La Plata por knock out cinco el 5 de enero, a Antonio Monnez el 10 de enero por knock out cuatro en Buenos Aires, a Miguel Rodríguez, quien luego será su primer vencedor, en Buenos Aires por knock out dos el 20 de junio, a Ernesto Righetti en Bahía Blanca por técnico tres el 10 de julio, a Dante Pereyra el 21 de agosto en Bahía Blanca por puntos en diez rounds, a Eduardo Landoni por knock out tres en Bahía Blanca el 2 de septiembre, a Oscar Montes en Bahía Blanca por técnico siete el 7 de diciembre y a Rafael Miranda el 28 de diciembre en Punta Alta por knock out técnico en la cuarta vuelta. Una trayectoria brillante a todas luces.
Analizando la cronología de la actividad de los boxeadores de la época, vemos que combatían con demasiada asiduidad, sin respetar los descansos preventivos de los deportistas actuales.
El admirable José Santiago realizó en 1954 un total de once combates, con diez victorias y una derrota a finales de año. El 1 de enero venció a Osvaldo Hernández en Bariloche por puntos en diez rondas, el 1 de febrero a Antonio Monnez en Bahía Blanca por knock out ocho, el 1 de marzo a Elpidio González en Punta Alta por knock out uno, el 1 de abril a Teófilo Páez en Bahía Blanca por puntos, el 1 de mayo a Andrés Villalba en Bahía Blanca por knock out cuatro, el 1 de junio a Juan Carreño en Bahía Blanca por técnico cinco, el 1 de Julio a Eliseo Troncoso en Bahía Blanca por técnico siete, el 1 de agosto a León Díaz en Cipoletti por técnico cuatro, el 1 de septiembre a Eleuterio Pereyra en Bahía Blanca por puntos, el 1 de octubre a Andrés Villalba en Punta Alta por técnico cinco y el 1 de noviembre tuvo la caída mencionada antes, en Bahía Blanca, frente a Eduardo Landoni por knock out en el segundo round. José Santiago no tenía términos medios, salía al ring a matar ó morir.  
Observamos que en este año combatió rigurosamente una vez por mes, todos los días primero, manteniendo una campaña digna de todos los elogios.
Las peleas de 1955 fueron cinco con cuatro triunfos y un empate. El 13 de mayo le ganó a Raúl R. Saavedra en Bahía Blanca por knock out en el cuarto asalto, el 15 de julio empató en diez rounds con Antonio Díaz en Bahía Blanca, el 5 de agosto batió a Aquiles Gregorutti en Bahía Blanca por puntos, el 1 de octubre a Raúl Saavedra en La Plata por knock out tres y el 11 de noviembre a Antonio Díaz en Bahía Blanca por puntos en diez vueltas.
José Santiago está a punto de cumplir treinta y nueve años.
En 1956 lo encontramos en siete enfrentamientos de los cuales le alzaron el brazo victorioso en cinco, y sufrió heridas en dos que motivaron sendas caídas por knock out técnico.
El 11 de febrero triunfó sobre Juan Carlos Zalazar por knock out cinco en Buenos Aires, el 9 de marzo superó a Dante Nolasco por puntos en Bahía Blanca, el 1 de abril a Raúl Saavedra en Mar del Plata por técnico cinco, el 13 de abril a Oscar Montes en Bahía Blanca por técnico nueve. A continuación tuvo dos épicas contiendas con el afamado boxeador uruguayo Dogomar Martínez, cayendo en ambas por knock out técnico, el 6 de junio en el cuarto round en Montevideo y el 11 de julio en el séptimo en Buenos Aires. Más allá de la edad, nuestro José Santiago daba mucha pelea todavía. Cerró el año en La Plata combatiendo con Héctor Wilson a quien doblegó por puntos en diez episodios.
En 1957 nuestro gran boxeador estaba en el umbral de los cuarenta años. El 1 de enero perdio por puntos en diez rounds con Aurelio Díaz en La Plata, el 1 de marzo puso knock out en el cuarto round a Roberto del Blanco en La Plata, ese mismo mes en una fecha que el Boxing Récord no especifica superó a Jovito Alegre en La Plata por puntos, el 6 de septiembre perdió por puntos en diez vueltas con el mismo Jovito Alegre en Buenos Aires y el 1 de noviembre cayó por un categórico knock out uno en Comodoro Rivadavia frente a Oscar Rojas. A través del tiempo, presenciamos el ocaso de la buena estrella de nuestro guerrero.
Para 1958 encuentro agendada la última pelea de este extraordinario pugilista. Data del 28 de marzo y es una derrota por knock out en el octavo round frente a Héctor Pedro Rodríguez en Montevideo.

1-The Boxing Récord Archive, no especifica el lugar de esta pelea. Sólo dice que fue en Argentina.
2-Este boxeador era un gran estilista, apodado en su momento “el zorro del ring” por los especialistas.

Fuentes: Revista El Archivo nro. 17 de El Archivo Histórico de Punta Alta.

              Sitio web Boxing Récord Archive.

                                                       Pascual Pérez, Perón, Eduardo Lausse y José Santiago.

GUANTES CON HISTORIA-El box en Punta Alta-Parte II

II-Victorio Grillo.

Foto del Archivo Histórico

Victorio Grillo, otro puntaltense entusiasta de los guantes, fue discípulo de los hermanos González según propias declaraciones, y ganó el campeonato provincial de su categoría en 1938.
El 15 de abril de 1945 peleó en nuestra ciudad con Carlos Beulchi (1) y perdió por puntos en diez rounds. Trece días después llevaron la revancha a Bahía Blanca y el resultado fue el mismo. Los memoriosos recuerdan este duelo como un clásico de la época. En la vecina ciudad, empató en diez vueltas con Orlando Aballay el 1 de Julio del mismo año.
A finales de 1946, el 7 de diciembre, en Mar del Plata consiguió un empate luego de ocho rondas frente al uruguayo Romero “el panza” Rodríguez(2), un pleito que, con distintos resultados, volvería a repetirse en el tiempo.
El 29 de marzo de 1947, nuestro representante realizó su pelea más importante teniendo en cuenta los laureles de su rival. Esa noche, en Bahía Blanca, enfrentó al encumbrado Alfredo Esteban Prada, la sombra negra del mono Gatica. Cayó por un rotundo knock out en el cuarto round. Imagino que además de una gran concurrencia para presenciar el match, todo Punta Alta debió estar siguiendo la transmisión radial con sumo interés(3).
El 26 de abril de 1947 enfrentó al marplatense  Oscar Flores en la ciudad feliz, cediendo por puntos en diez rounds.
El duelo con el oriental Romero Rodríguez tuvo este año dos capítulos más, ambos en Bahía Blanca. El 5 de julio perdió por knock out técnico en la tercera vuelta, y veintiún días más tarde cayó por puntos en diez rounds.
La última pelea que tiene registrada el Box Record Archive, fue el 20 de diciembre de 1947 contra el tandilense Raúl Abel Angerami en la ciudad de la piedra movediza(4). Cayó por knock out técnico en el séptimo round.
Victorio Grillo fue un gran boxeador, un auténtico orgullo para nuestra ciudad. El gustaba llamarse pugilista. Una frase suya resume su carrera: “ Peleé con todo lo mejor que tenía la Argentina.”

1-El zurdo Carlos Beulchi de Buenos Aires, apodado Pichina, fue el primer campeón argentino en ganar un título sin pelear, pues su rival Víctor Castillo no dio el peso. Fue un boxeador importante, varias veces tapas de El Gráfico.
2-Romero Rodríguez, “el panza”, fue el único boxeador uruguayo que combatió en la ciudad de Buenos Aires y en dos oportunidades con José María Gatica.
3-La pelea se hizo en el Salón de los Deportes de Soler 444. Grillo acusó en la balanza 63 kilos, y a pesar de su espíritu aguerrido, una andanada de golpes en el cuarto round, dio con su humanidad en la lona y recibió la cuenta final de diez segundos. Al mes siguiente, Prada se consagró campeón argentino de los livianos, cetro que retuvo hasta 1956.
4-El Boxing Record Archive no precisa el lugar del encuentro, que seguramente fue el Club Ramón Santamarina, donde habitualmente se celebraban este tipo de veladas deportivas en la ciudad de Tandil.

Fuentes: Revista El Archivo nro. 17 de El Archivo Histórico de Punta Alta.
               Sitio web Boxing Récord Archive.
              “Historia del boxeo uruguayo”. César Jones Mazaite. Edición de la Federación Uruguaya de box
              Y la “Comisión Nacional de Box”.

              Diario La Nueva Provincia del 5 de marzo de 2012.

                                                       Alfredo Prada en Bahía Blanca, durante una entrevista
                                                       radial la noche de su pelea con Victorio Grillo.

                                                                    Carlos Beulchi, rival de Grillo en una tapa 
                                                                     de El Gráfico.

GUANTES CON HISTORIA-El box en Punta Alta-Parte I

A partir de los datos que, sobre la historia del boxeo en Punta Alta, han aparecido en la revista El Archivo número 17, editada por El Archivo Histórico Municipal de Punta Alta, he armado una reseña ampliatoria de la misma. Curiosamente, la mayor parte de la información obtenida, proviene del sitio norteamericano “The boxing record archive”. He investigado, por una parte, la trayectoria de los deportistas oriundos de Punta Alta, y por otra, las peleas realizadas en nuestra ciudad por púgiles visitantes. En la mayoría de las peleas efectuadas en nuestro medio, no están especificados los escenarios, pero calculo que éstos se pueden deducir por la data de las mismas. Soy consciente que la brevedad de la información focaliza sólo una parte de los protagonistas y de sus campañas, pero soy de la idea que es positivo recuperar algo, en lugar de perder todo. He buscado uno por uno, todos los nombres que aparecen en el ejemplar de El Archivo dedicado al deporte de los puños en nuestra ciudad y reflejo en el papel los que he encontrado.

I-Los hermanos González, Mayorico y Libre.

En la prehistoria de la práctica del deporte de los puños en nuestra ciudad, nos encontramos con Mayorico González(1). La campaña del pugilista puntaltense apuntada en el Boxing Record consta de las siguientes peleas: el 14 de enero de 1925, en el Circo Hipódromo de Buenos Aires, perdió por puntos en diez rounds con Alcides Gandolfi Herrero, quien un año antes obtuviera el primer cinturón de los livianos en la era profesional(2). El árbitro de esta pelea fue el señor Agustín Diez, y el jurado estuvo formado por F. Bonatto, Oscar Sicilia y S. Romero. El 29 de abril de 1925, cayó por knock out en la tercera vuelta con Luis Rayo en Buenos Aires.  Este boxeador fue una gran esperanza del deporte en España, con una trayectoria brillante, muerto prematuramente a los veinticuatro años(3).
El 3 de junio de 1926, nuestro Mayorico batió al austríaco Francis Tringler, por knock técnico, en el segundo round de una pelea pactada a quince, en el Club Independiente de Tandil(4). El 4 de septiembre de 1926 en Tres Arroyos, noqueó en la quinta ronda a Claudio Arévalo, y repitió en la primera vuelta, en Bahía Blanca, frente a Elías Palazzi el 16 de mayo de ese mismo año. En esta confrontación estaba en juego el título de campeón de peso mediano de la ciudad.
Le tocó ser puesto fuera de combate por Alejo Viciano, en Buenos Aires, en el octavo capítulo de una pelea a diez, el 6 de junio de 1926. Veintidós días más tarde, puso knock out en tres rounds a José Villafañe en Tres Arroyos.
Esta breve información, que seguramente está lejos de cubrir la totalidad de combates realizados por Mayorico González, nos pone a la vista un interesante peleador de la categoría welter que no daba ni pedía ventajas, un pegador de toma y daca que, bien ponía a sus rivales a dormir en la lona, del mismo modo que podía recibir la cuenta de diez, víctima de su temperamento riguroso. Enfrentó a verdaderas glorias del boxeo de su época.
Acerca de su hermano Libre, a quien en el Boxing Record Archive llaman “Liber”, sólo hay dos enfrentamientos registrados. El del 14 de agosto de 1933, cuando perdió por puntos en diez rounds con el santafecino Horacio “el negro” Roldán en Bahía Blanca(5), y el del 3 de abril de 1935, en el que fue derrotado por el mismo resultado por el mítico boxeador de origen judío conocido como Jimmy Wilde, a quien dedicamos un párrafo aparte.


1-Mayorico González fue profesor de boxeo de la marina y su hermano Libre, panadero.
2-Alcides Gandolfi Herrero, fue un auténtico personaje de su época. Hermano del escritor Alvaro Yunque y amigo del poeta Julián Centeya, desplegó una exitosa trayectoria entre el box y la farándula. Es autor del libro de poesía lunfarda “Nocau lírico”.
3-Luis Rayo fue un notable pugilista que peleó con formidables campeones de su tiempo. Como dato curioso también enfrentó a Cátulo Castillo y Pedrito Quartucci que hacían armas en el rudo deporte. Tuvo batallas épicas en el viejo estadio de River Plate con Justo Suárez, el torito de Mataderos, y con Babe Herman. Frente a éste, sufrió la lesión que lo llevó a su temprana muerte.
4-El periodista deportivo Marcos Vistalli, de El eco digital de Tandil, recuerda a Mayorico González y una pelea de 1926 en el Club Independiente de esa localidad frente a un tal Helvecia Cheppi. No encontré datos de este boxeador. A lo mejor, se trata del austríaco Francis Tringler. La fecha y el escenario coinciden.
5-Horacio “el negro” Roldán fue también llamado “El probador de campeones” pues ofreció dura batalla a los más encumbrados boxeadores. Entre 1924 y 1936 totalizó 102 combates, ganando 66, 18 antes del límite, 15 derrotas y 21 nulos entre empates y sin decisión. En Santa Fe se lo considera el mejor boxeador local después de Carlos Monzón. Algunas carteleras lo anunciaban como “El más grande boxeador argen-tino después de Luis Firpo”.

Fuentes: Revista “El archivo” nro. 17 de El archivo histórico de Punta Alta.
               Sitio web “Boxing Récord Archive”
              El notable Luis Rayo, por Marcos Vistalli. El eco digital de Tandil.
             Apuntes para un Nocau Lírico. Mariano Dubin. El toldo de Astier. ISSN 18533124. Año 4, Nro.6,    
            Abril de 2013.
            “Tributo al primer gran ídolo del boxeo santafecino”. Artículo de Sergio Ferrer en El litoral.com

                                                             Luis Rayo, rival de Mayorico González en El Gráfico.


DOS ORQUESTAS EXITOSAS EN LA PUNTA ALTA DE LOS AÑOS 30.

                                                            Orquesta Tauro en 1938.

En la década el treinta se dieron los llamados “años de oro del tango” en Bahía Blanca. Este fenómeno, re-flejo del boom de la música ciudadana a nivel nacional,  propició el surgimiento de importantes orquestas lo-cales, llamadas típicas.  Entre ellas se pueden nombrar la de Antonio Totti, Carlos Amado, Antonio Panelli, Oreste Galandrini, Julio Martínez Serra y el maestro Scagnetti. Hoy, de esos adelantados y sus sonidos, no quedan más registros que ecos dispersos persistiendo en los recuerdos de los memoriosos.
Punta Alta no quiso ser menos y, según el relato de Pedro Frías, se habían formado orquestas propias como La Típica y Mazzini, que tocaban por las noches en los bares El Pampero, La Querencia, El Tokyo y El Central. Fuera de estas actuaciones en vivo, estaban las llamadas victroleras, chicas que pasaban por las vi-trolas discos de pasta para regocijo de marineros y parroquianos en general. En esa época, Carlos Di Sarli llegó a dirigir una orquesta de señoritas, número muy común y apreciado, en nuestro Bar Central.  
La página mariojmontani.wordpress.com, dedicada al músico Mario José Montani, nos permite rescatar  puntualmente, la visita de este notable músico radicado en Bahía Blanca, integrando un par de orquestas que, en su momento, fueron verdadera sensación. La información está documentada de puño y letra por el propio Montani y por las fotos que aportan sus familiares.
El martes 10 de octubre de 1933, Montani se presentó en el Teatro Colón junto a “Juan Carlos Salotti y sus muchachos”, la notable orquesta que con tanto éxito había actuado en LU7, Radio General San Martín, co-mo rezaba un anuncio publicitario de La Nueva Provincia. Acompañaban al rubro radioteatral Esther Da Silva-Javier Rizzo, de impresionante suceso. Llamada “Primera Compañía Bahiense de Dramas y Come-dias”, hacían tres novelas diarias por la radio y, periódicamente, salían de gira por los pueblos de la zona a representarlas sobre el escenario. La orquesta amenizaba los interludios y el baile familiar con que, general-mente, culminaba la función. Este acto en nuestra ciudad estaba previsto para las 21.30 horas,  y las plateas numeradas costaban noventa centavos de la moneda en curso. A los músicos, a decir por las anotaciones de Montani, le quedaron dos pesos de ganancia por cabeza.
Ese mismo año, el sábado 25 de noviembre, regresaron al Teatro Colón de Punta Alta en un festival benéfi-co conducido por la actriz Esther Da Silva.
“Juan Carlos Salotti y sus muchachos”, también amenizaron los carnavales rosaleños de 1934, tocando los días sábado 10, domingo 11 y lunes 12 de febrero, y repitiendo su actuación el sábado 17 y domingo 18. En esta ocasión, registraron una ganancia de sesenta pesos para cada uno.
La próxima vez que Montani tocó en Punta Alta, lo hizo con la sensacional Orquesta Tauro, dirigida por el bandoneonista Nicolás Tauro, referente del tango de la región de aquellos años. Era una orquesta suma-mente versátil, ya que abrían el espectáculo de frac ó smocking tocando nuestra música ciudadana, y en la próxima entrada lo hacían de guayaberas y sombreros de paja ejecutando rumbas, ó bien vestidos de mari-neros, como tuvieron que hacerlo en el Casino de Oficiales de la Base Naval Puerto Belgrano en 1939.
A pesar de que la mayoría de los integrantes de la orquesta tenía otra actividad, eran excelentes músicos, con una preparación académica notable. Tocaron en radios, clubes, confiterías, carnavales, cumpleaños, y en cuanto evento uno pueda imaginar. Allí donde los llamaban, allí tocaban. No sólo eran grandes intérpretes de música, también eran grandes personas que disfrutaban de la vida. Cierta vez, en 1935, tocaron en Bajo Hondo y luego jugaron un partido de fútbol contra un improvisado equipo local.
La Orquesta Típica Tauro estaba conformada por Nicolás Tauro y Mario Montani, bandoneones; Angel Cardazzo y Oscar Hornou, violines; Armando Ciraudo, piano y Moisés Sosnizki, contrabajo. Ellos estuvie-ron aquí y no está de mas recordarlos, para aquellos que no sabíamos de su existencia.

Fuentes: Revista El Archivo, de El Archivo Histórico de Punta Alta.
               Sitio www.mariojmontani.wordpress.com
               “Historia del teatro argentino en las provincias”, vol.I, Osvaldo Pellettieri, Edit.  

               Galerna 2005.
                           Aviso promocionando una actuación en el Teatro Colón de Punta Alta.     

                                                     1935. Partido de fútbol en Bajo Hondo.


                          1939. Vestidos de marinos en el Casino de Oficiales de la Base Naval.
                                               1934. Juan Carlos Salotti y sus muchachos.
                                  Manuscrito de Mario J. Montani detallando las actuaciones.
                                                  1933-1934. Otra página manuscrita