Continuando con el tema de nuestro puerto militar en sus primeros años, tratado por la prensa española de principios del siglo XX, comparto dos artículos hallados en las hemerotecas digitales de la madre patria. Son muy interesantes. En ellos no sólo encontramos la descripción física de las obras, también entrevemos una gran admiración que, a través del tiempo, nos da la pauta de la verdadera magnitud de la empresa asumida.
1-REPÚBLICA ARGENTINA
SU MARINA DE GUERRA
La gran
extensión de las costas argentinas obligaron al Gobierno de la República Argentina
á pensar seriamente en la creación de una escuadra, capaz de sostener honrosamente
el pabellón nacional y la integridad del territorio.
En el año de 1874
el presidente Sarmiento, temiendo un conflicto con el Brasil, dispuso la compra
de dos monitores y seis cañones en Inglaterra.
En 1878,
previendo el presidente Avellaneda un conflicto con Chile, envió al Sud la
pequeña escuadra que entonces componía la marina argentina, con el fin de apoyar
la reclamación dirigida a Chile, pidiendo que abandonase el puerto de Santa
Cruz, qué no le pertenecía; y como quiera que tanto la República Chilena como
el Brasil, parecían aprestarse a la lucha, el Gobierno Argentino, dándose cuenta
exacta de su inferioridad marítima, acordó que se adquiriera en Francia un
acorazado de poco más de 4.000 toneladas, y cuatro pequeños torpederos en
Inglaterra.
Más tarde, en
los años de 1890 á 93, adquirió la República Argentina tres hermosos cruceros y
10 torpederos de primera clase, á los cuales fue agregando en el periodo de
1893 á 98, otros cuatro grandes cruceros acorazados y varios torpederos y
cazatorpederos.
Por estos años
crearon los argentinos un gran arsenal, terminaron el puerto militar de
Belgrano, fundaron la Escuela naval, construyeron un barco-escuela, el Sarmíento,
tan\\ conocido entre nuestros marinos, que ha dado ya dos veces, á la vela,
la vuelta al mundo, y fundaron otras escuelas, como la de Artillería, la de
torpedistas, mecánicos, marineros, etcétera, etc.
Los arsenales
creados por la República son, actualmente, tres: el de Buenos Aires, donde se
construyen actualmente dos avisos de escuadra de 800 toneladas de desplazamiento;
el de Río-Santiago, donde están instalados los talleres para la construcción y
entretenimiento del
material de
defensa fija y móvil, y el del puerto militar de Belgrano, que, dotado de
grandes elementos, puede suministrar á la flota argentina de cuantas piezas de
maquinaria y de todas clases que necesite en un momento dado, reemplazando las inútiles
por causa de combate ó del servicio de navegación.
El efectivo de
la marinería asciende á 8.000 hombres, incluyendo en dicho número á los
fogoneros, paleros, mecánicos, etc., etc.
Tienen los
argentinos en servicio activo un vicealmirante, dos comodoros, 15 capitanes de
navío, 45 de fragata, 52 tenientes de navío, 74 alféreces de navío, 40 guardias
marinas de primera y 67 de segunda. En total, tres generales, 60 jefes, 52
capitanes, 74 subalternos y 117 guardias marinas, siendo de notar que el cuerpo
de ingenieros se componga de un inspector general, tres ingenieros de división,
siete principales, 31 de primera clase, 56 de segunda y 71 de tercera; esto es,
de un general, 41 jefes y 127 capitanes y subalternos, ó sea, tantos ingenieros
como marinos propiamente dichos.
En cambio, no
cuentan sino con 47 jefes y oficiales de Administración y 4 torpedistas.
Como se ve, la
organización es muy lógica y racional, diferenciándose mucho de la nuestra,
donde para cinco barcos malos y sin gran valor como buques de combate, hay 35
oficiales generales, sin contar los que de esta clase tienen los cuerpos
auxiliares, cosa que ha de irse
remediando con
el sistema de amortización establecido.
El Gobierno
argentino, dando pruebas de gran patriotismo y mayor sentido práctico, encargó
al célebre ingeniero Luiggi, creador dé las fortificaciones de Spezzia, que
buscase sobre las costas del Atlántico una bahía que llenase todas las condiciones
para fundar un gran puerto militar.
El distinguido
ingeniero, recorrió minuciosamente, desde San Borombón al cabo Virgen,
eligiendo la bahía de Puerto Belgrano; elección que fue aprobada en brevísimo
tiempo por la comisión parlamentaria y la naval, sin los expedienteos usados
entre nosotros, agregándose al proyecto la creación de otros dos pequeños
puertos estratégicos militares, para que en ellos pudiera repostarse una Escuadra
destinada al servicio de crucero, sin necesidad de llegar al puerto militar principal,
cuya terminación está anunciada para el año de 1905.
En dicha época,
contará el importantísimo puerto militar de Belgrano, con ocho baterías de
costa, armadas de cañones y obuses de gran calibre, y de cuanto material
necesite para su más eficaz auxilio y defensa, tanto fija como móvil.
Las nuevas
construcciones encomendadas á Italia por el Gobierno argentino, se componen de
dos acorazados de 15.000 toneladas y un andar de 22 millas, armados con cuatro
cañones de 30 centímetros, montados en torres gemelas á proa y á popa; 16
cañones de 19 centímetros ; 12 de 10, y otros 12 de 75 milímetros , con algunas
ametralladoras.
La coraza es de
acero haweizado, de espesor variable, que llega hasta. 25 centímetros.
Además, tienen
en construcción dos cruceros acorazados de 7.000 toneladas con marcha de 20
millas, y están en tratos para la construcción de otros dos acorazados, tipo
Mikasa, japonés, de 15.000 toneladas; blindaje de acero niquelado y 20 millas
de andar.
La flota
argentina resultará de una gran homogeneidad y potencia artillera, debiendo
pesar mucho en los conflictos que pudieran sobrevenir en los mares.
Esta
descripción, que á la ligera hacemos, debiera avergonzarnos y obligar á
los poderes públicos á votar los créditos necesarios para crear una escuadra que,
como justificó el interview del director de este periódico, con el diputado Sr.
Cobián, se componga de ocho acorazados y ocho cruceros protegidos, con algunos
más de grandísima marcha, torpederos, destructores y hasta submarinos, para
ciertas plazas en que, como la de Ceuta, y resguardados en su foso, según
propuso el distinguido artillero y escritor militar Telmo Guerra, en La
Correspondencia Militar, coadyuven de una manera poderosa y hasta decisiva a la defensa de la plaza que puede ser atacada por una fuerte escuadra y por
ambas
bahías: Norte y
Sur.
Hay que hacer
sacrificios pecuniarios, antes de hacerlos de territorio y de honor.
Firmado CARTAGO.
Fuente: El día,
diario independiente, Madrid, 14 de agosto de 1902, página 1.
2-EL PUERTO DE BAHÍA BLANCA.
Este puerto
hállase situado á siete kilómetros de Bahía Blanca, y á unos 700 de Buenos
Aires.
La importancia
actual de este puerto, cuya situación geográfica y profunda y resguardada
bahía, lo coloca
entre los mejores de la República, le ha dado en pocos años notables progresos,
que han de aumentar rápidamente por los avances de la ganadería hacia los
territorios del Sur y del Oeste, y por haberse formado allí una rica y extensa
región agrícola cuyas aptitudes para la producción del trigo y otros cereales son
en la República excepcionales y únicas.
En Febrero de
1896 llegó á Buenos Aires el ingeniero italiano Luis Luiggi, é inmediatamente, después
de conocidos los propósitos del Gobierno argentino, procedió á practicar un
reconocimiento de las costas marítimas, con objeto de elegir un punto que se
prestase para establecer en él un puerto militar definitivo, con todas
las secciones y accesorios inherentes á una obra de esta naturaleza: un arsenal
marítimo con capacidad suficiente para la conservación, armamento y
reparaciones de las naves de la armada; grandes depósitos de comestibles con
medios rápidos de carga y descarga; edificios para almacenar pertrechos de
artillería, navales y de aprovisionamiento de la escuadra, amén de las obras
defensivas que pusieran al puerto militar á cubierto de posibles bombardeos y
sorpresas por parte de escuadras enemigas.
Dicho ingeniero
estudió las peculiaridades de cada uno de los distintos puertos argentinos, y
después de proceder á una eliminación seriamente meditada, aconsejó al Gobierno
la adopción del actual emplazamiento del puerto militar, corno el más
conveniente, en vista de propósitos presentes y ulteriores que se le recomendó tomase
en consideración.
Para el puerto
militar de Bahía Blanca (Puerto Belgrano), los estudios empezaron en Marzo de
1896, se aprobaron en Diciembre, al mismo tiempo que el Congreso votaba los
fondos para los trabajos. Los proyectos definitivos fueron concluidos en Mayo de
1897. Los trabajos preliminares en Marzo de 1898, y el 2 de Enero de 1902
entraba al dique el crucero acorazado ((San Martín». Así, en menos de seis años,
se realizó en la República Argentina lo que en Spezia y Dover tardó más de
medio siglo. Esta rapidez casi febril, muy característica en todas las naciones
del continente americano, es en el caso presente, y á pesar de tantas
dificultades pasadas, una interesante prueba de la vitalidad y de la energía de
la República Argentina.
El dique de
carena del puerto militar de Bahía Blanca es en la fecha el único dique en
donde puede entrar cualquiera de los buques existentes, sea de guerra, sea
mercante, tanto en condiciones normales de flotación, cuanto en avería, pues
está provisto de todos los aparatos hidráulicos, eléctricos y demás accesorios
que puedan precisarse para el carenaje de un gran buque, y se encuentra ubicado
en el puerto de mayor porvenir comercial de toda la costa atlántica de la
República Argentina
El puerto
comercial de Bahía Blanca, un poco más al Sur del puerto militar, está perfectamente
amparado por una cadena de islotes, y permite la entrada á buques de gran
calado. Se le ha llamado el Liverpool del Sur, y va á tener por fuerza en el porvenir,
una importancia trascendental en el movimiento económico de la República, determinada
por el rápido desarrollo de las tierras de pastoreo, de los trigales y del
comercio de la carne de ese distrito.
Para las
necesidades comerciales, cuenta con muelles y atracaderos donde se pueden
acomodar fácilmente buques de alto bordo, toda vez que la profundidad es de 20
á 30 pies, en baja marea. La capacidad de carga de los elevadores de granos es
de unas diez mil toneladas diarias, habiéndose empleado por las dos Compañías explotadoras
de los expresados muelles y atracaderos que constituyen el puerto comercial, la
suma de 11.725.000 pesos oro.
Fuente: Diario “El
país”, Madrid, 12 de octubre de 1910, página 29.
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