sábado, 24 de septiembre de 2016

PUERTO BELGRANO EN LA PRENSA ESPAÑOLA DE PRINCIPIOS DE SIGLO XX

Continuando con el tema de nuestro puerto militar en sus primeros años, tratado por la prensa española de principios del siglo XX, comparto dos artículos hallados en las hemerotecas digitales de la madre patria. Son muy interesantes. En ellos no sólo encontramos la descripción física de las obras, también entrevemos una gran admiración que, a través del tiempo, nos da la pauta de la verdadera magnitud de la empresa asumida.

1-REPÚBLICA ARGENTINA

SU MARINA DE GUERRA

La gran extensión de las costas argentinas obligaron al Gobierno de la República Argentina á pensar seriamente en la creación de una escuadra, capaz de sostener honrosamente el pabellón nacional y la integridad del territorio.
En el año de 1874 el presidente Sarmiento, temiendo un conflicto con el Brasil, dispuso la compra de dos monitores y seis cañones en Inglaterra.
En 1878, previendo el presidente Avellaneda un conflicto con Chile, envió al Sud la pequeña escuadra que entonces componía la marina argentina, con el fin de apoyar la reclamación dirigida a Chile, pidiendo que abandonase el puerto de Santa Cruz, qué no le pertenecía; y como quiera que tanto la República Chilena como el Brasil, parecían aprestarse a la lucha, el Gobierno Argentino, dándose cuenta exacta de su inferioridad marítima, acordó que se adquiriera en Francia un acorazado de poco más de 4.000 toneladas, y cuatro pequeños torpederos en Inglaterra.
Más tarde, en los años de 1890 á 93, adquirió la República Argentina tres hermosos cruceros y 10 torpederos de primera clase, á los cuales fue agregando en el periodo de 1893 á 98, otros cuatro grandes cruceros acorazados y varios torpederos y cazatorpederos.
Por estos años crearon los argentinos un gran arsenal, terminaron el puerto militar de Belgrano, fundaron la Escuela naval, construyeron un barco-escuela, el Sarmíento, tan\\ conocido entre nuestros marinos, que ha dado ya dos veces, á la vela, la vuelta al mundo, y fundaron otras escuelas, como la de Artillería, la de torpedistas, mecánicos, marineros, etcétera, etc.
Los arsenales creados por la República son, actualmente, tres: el de Buenos Aires, donde se construyen actualmente dos avisos de escuadra de 800 toneladas de desplazamiento; el de Río-Santiago, donde están instalados los talleres para la construcción y entretenimiento del
material de defensa fija y móvil, y el del puerto militar de Belgrano, que, dotado de grandes elementos, puede suministrar á la flota argentina de cuantas piezas de maquinaria y de todas clases que necesite en un momento dado, reemplazando las inútiles por causa de combate ó del servicio de navegación.
El efectivo de la marinería asciende á 8.000 hombres, incluyendo en dicho número á los fogoneros, paleros, mecánicos, etc., etc.
Tienen los argentinos en servicio activo un vicealmirante, dos comodoros, 15 capitanes de navío, 45 de fragata, 52 tenientes de navío, 74 alféreces de navío, 40 guardias marinas de primera y 67 de segunda. En total, tres generales, 60 jefes, 52 capitanes, 74 subalternos y 117 guardias marinas, siendo de notar que el cuerpo de ingenieros se componga de un inspector general, tres ingenieros de división, siete principales, 31 de primera clase, 56 de segunda y 71 de tercera; esto es, de un general, 41 jefes y 127 capitanes y subalternos, ó sea, tantos ingenieros como marinos propiamente dichos.
En cambio, no cuentan sino con 47 jefes y oficiales de Administración y 4 torpedistas.
Como se ve, la organización es muy lógica y racional, diferenciándose mucho de la nuestra, donde para cinco barcos malos y sin gran valor como buques de combate, hay 35 oficiales generales, sin contar los que de esta clase tienen los cuerpos auxiliares, cosa que ha de irse
remediando con el sistema de amortización establecido.
El Gobierno argentino, dando pruebas de gran patriotismo y mayor sentido práctico, encargó al célebre ingeniero Luiggi, creador dé las fortificaciones de Spezzia, que buscase sobre las costas del Atlántico una bahía que llenase todas las condiciones para fundar un gran puerto militar.
El distinguido ingeniero, recorrió minuciosamente, desde San Borombón al cabo Virgen, eligiendo la bahía de Puerto Belgrano; elección que fue aprobada en brevísimo tiempo por la comisión parlamentaria y la naval, sin los expedienteos usados entre nosotros, agregándose al proyecto la creación de otros dos pequeños puertos estratégicos militares, para que en ellos pudiera repostarse una Escuadra destinada al servicio de crucero, sin necesidad de llegar al puerto militar principal, cuya terminación está anunciada para el año de 1905.
En dicha época, contará el importantísimo puerto militar de Belgrano, con ocho baterías de costa, armadas de cañones y obuses de gran calibre, y de cuanto material necesite para su más eficaz auxilio y defensa, tanto fija como móvil.
Las nuevas construcciones encomendadas á Italia por el Gobierno argentino, se componen de dos acorazados de 15.000 toneladas y un andar de 22 millas, armados con cuatro cañones de 30 centímetros, montados en torres gemelas á proa y á popa; 16 cañones de 19 centímetros ; 12 de 10, y otros 12 de 75 milímetros , con algunas ametralladoras.
La coraza es de acero haweizado, de espesor variable, que llega hasta. 25 centímetros.
Además, tienen en construcción dos cruceros acorazados de 7.000 toneladas con marcha de 20 millas, y están en tratos para la construcción de otros dos acorazados, tipo Mikasa, japonés, de 15.000 toneladas; blindaje de acero niquelado y 20 millas de andar.
La flota argentina resultará de una gran homogeneidad y potencia artillera, debiendo pesar mucho en los conflictos que pudieran sobrevenir en los mares.
Esta descripción, que á la ligera hacemos, debiera avergonzarnos y obligar á los poderes públicos á votar los créditos necesarios para crear una escuadra que, como justificó el interview del director de este periódico, con el diputado Sr. Cobián, se componga de ocho acorazados y ocho cruceros protegidos, con algunos más de grandísima marcha, torpederos, destructores y hasta submarinos, para ciertas plazas en que, como la de Ceuta, y resguardados en su foso, según propuso el distinguido artillero y escritor militar Telmo Guerra, en La Correspondencia Militar, coadyuven de una manera poderosa y hasta decisiva a la defensa de la plaza que puede ser atacada por una fuerte escuadra y por ambas
bahías: Norte y Sur.
Hay que hacer sacrificios pecuniarios, antes de hacerlos de territorio y de honor.

Firmado CARTAGO.


Fuente: El día, diario independiente, Madrid, 14 de agosto de 1902, página 1.


2-EL PUERTO DE BAHÍA BLANCA.

Este puerto hállase situado á siete kilómetros de Bahía Blanca, y á unos 700 de Buenos Aires.
La importancia actual de este puerto, cuya situación geográfica y profunda y resguardada
bahía, lo coloca entre los mejores de la República, le ha dado en pocos años notables progresos, que han de aumentar rápidamente por los avances de la ganadería hacia los territorios del Sur y del Oeste, y por haberse formado allí una rica y extensa región agrícola cuyas aptitudes para la producción del trigo y otros cereales son en la República excepcionales y únicas.
En Febrero de 1896 llegó á Buenos Aires el ingeniero italiano Luis Luiggi, é inmediatamente, después de conocidos los propósitos del Gobierno argentino, procedió á practicar un reconocimiento de las costas marítimas, con objeto de elegir un punto que se prestase para establecer en él un puerto militar definitivo, con todas las secciones y accesorios inherentes á una obra de esta naturaleza: un arsenal marítimo con capacidad suficiente para la conservación, armamento y reparaciones de las naves de la armada; grandes depósitos de comestibles con medios rápidos de carga y descarga; edificios para almacenar pertrechos de artillería, navales y de aprovisionamiento de la escuadra, amén de las obras defensivas que pusieran al puerto militar á cubierto de posibles bombardeos y sorpresas por parte de escuadras enemigas.
Dicho ingeniero estudió las peculiaridades de cada uno de los distintos puertos argentinos, y después de proceder á una eliminación seriamente meditada, aconsejó al Gobierno la adopción del actual emplazamiento del puerto militar, corno el más conveniente, en vista de propósitos presentes y ulteriores que se le recomendó tomase en consideración.
Para el puerto militar de Bahía Blanca (Puerto Belgrano), los estudios empezaron en Marzo de 1896, se aprobaron en Diciembre, al mismo tiempo que el Congreso votaba los fondos para los trabajos. Los proyectos definitivos fueron concluidos en Mayo de 1897. Los trabajos preliminares en Marzo de 1898, y el 2 de Enero de 1902 entraba al dique el crucero acorazado ((San Martín». Así, en menos de seis años, se realizó en la República Argentina lo que en Spezia y Dover tardó más de medio siglo. Esta rapidez casi febril, muy característica en todas las naciones del continente americano, es en el caso presente, y á pesar de tantas dificultades pasadas, una interesante prueba de la vitalidad y de la energía de la República Argentina.
El dique de carena del puerto militar de Bahía Blanca es en la fecha el único dique en donde puede entrar cualquiera de los buques existentes, sea de guerra, sea mercante, tanto en condiciones normales de flotación, cuanto en avería, pues está provisto de todos los aparatos hidráulicos, eléctricos y demás accesorios que puedan precisarse para el carenaje de un gran buque, y se encuentra ubicado en el puerto de mayor porvenir comercial de toda la costa atlántica de la República Argentina
El puerto comercial de Bahía Blanca, un poco más al Sur del puerto militar, está perfectamente amparado por una cadena de islotes, y permite la entrada á buques de gran calado. Se le ha llamado el Liverpool del Sur, y va á tener por fuerza en el porvenir, una importancia trascendental en el movimiento económico de la República, determinada por el rápido desarrollo de las tierras de pastoreo, de los trigales y del comercio de la carne de ese distrito.
Para las necesidades comerciales, cuenta con muelles y atracaderos donde se pueden acomodar fácilmente buques de alto bordo, toda vez que la profundidad es de 20 á 30 pies, en baja marea. La capacidad de carga de los elevadores de granos es de unas diez mil toneladas diarias, habiéndose empleado por las dos Compañías explotadoras de los expresados muelles y atracaderos que constituyen el puerto comercial, la suma de 11.725.000 pesos oro.

Fuente: Diario “El país”, Madrid, 12 de octubre de 1910, página 29.

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