El ex sargento Pablo L. Funes |
Recientemente, he escrito un artículo con datos
rescatados de antiguas publicaciones. Está relacionado con el asesinato del
teniente coronel Carlos A. Mallo, a manos del sargento distinguido Pablo L.
Funes, en el Cuartel de Artillería de Costas del Puerto Militar de Bahía
Blanca, hoy Base de Infantería de Marina Baterías, en 1900. Hoy reproduzco un
bello y conmovedor artículo publicado por la revista Caras y Caretas en marzo
de 1909. En el momento de esta nota, faltaba un año para que el presidente
Figueroa Alcorta indultara a Funes ,
reduciéndole la pena de prisión por tiempo indeterminado a la de prisión por
once años, permitiéndole el 1 de agosto de 1911 recuperar su libertad.
1-Una vida ejemplar y laboriosa.
Funes haciendo sus anotaciones meteorológicas. |
“El ex sargento distinguido del ejército Pablo L.
Funes, condenado a presidio por tiempo indeterminado, condena que le fue
impuesta por haber dado muerte a un superior jerárquico, se halla purgando su
condena en Ushuaia.
Como recordarán nuestros lectores, el día 11 de mayo
de 1900, en las construcciones militares que se hacían en Puerto Belgrano, el
sargento Funes dio muerte al comandante Carlos A. Mallo, jefe entonces del
Batallón de Artillería de Costas que se hallaba de guarnición en aquel punto.
Entre el jefe y su subordinado existía una viva
antipatía suscitada por cuestiones que ni el sumario ni el proceso lograron
establecer con claridad. Pero ello fue que de esas antipatías surgió el trágico
suceso que ocasionó la muerte del comandante Mallo y la condena del sargento
Funes. La opinión pública se manifestó entonces favorable al matador por
haberse traslucido que la víctima se conducía arbitrariamente y le daba malos
tratamientos.
Actualmente, el ex sargento Funes purga con
resignación su terrible condena. Lleva en la cárcel una vida ejemplar y
laboriosa.”
2-Tal vez lo indulten para el Centenario.
Funes en la despensa del presidio. |
“Esta mañana lo visitamos. Cuando uno de los
centinelas le anunció nuestra visita se apresuró a saludarnos lleno de emoción.
Su traje de presidiario marcado profusamente con el
número 226, hace un rudo contraste con su fisonomía franca, altiva y serena.
El ex sargento tiene en su rostro un sello de
sufrimiento que revela los dolores morales ocasionados por sus nueve años de
presidio. Todo en él, desde la voz, el gesto y los ademanes, hasta sus
palabras, es triste.
Evoca su vida anterior, recuerda los años que pasara
estudiando en el Colegio Nacional de Buenos Aires y llora el drama en que le
tocó ser principal protagonista contra sus sentimientos.
En la cárcel todos lo estiman. Es despensero,
maestro, escribiente, etcétera. En su celda posee una biblioteca surtida con
libros que le envía desde la capital federal su hermana, a la cual recuerda con
un cariño fervoroso.
-Si la viera aquí un día, una hora, aunque fuera un
minuto.
Funes cubre sus ojos de lágrimas.
-Tal vez lo indulten para el Centenario; no pierda
las esperanzas- nos aventuramos a decirle.
Ante estas palabras Funes guarda silencio y después
de una pausa nos dice con tristeza:
-Sería justo.”
3-Una cantidad de quehaceres.
Funes manejando el carrito del presidio. |
“En el presidio existe una casilla de madera para
hacer observaciones meteorológicas que son dirigidas y cuidadosamente anotadas
por Funes. La administración del mismo hace elogios laudatorios sobre su
conducta.
Durante todo el día el ex sargento se ocupa de una
cantidad de quehaceres. Lleva los libros, administra la despensa, educa a los
presos, ordena las celdas, hace sus observaciones meteorológicas y se recoge
temprano a su celda, donde vive con su inseparable amigo, el gato “Tristeza”.
En la celda del sargento Funes, muy limpia y aseada, se destaca a primera vista
un retrato de su hermana y una efigie de Cristo.
Funes tiene noticias de un pedido de indulto que va
a dirigir el presidente a un millar de personas.
Corresponsal. Ushuaia, marzo de 1909.”
Funes leyendo en su celda. |
Fuente: Revista Caras y Caretas Nro 548 del 27 de
marzo de 1909 página 78.
Muy interesante nota.
ResponderEliminarMuchas gracias. El mérito es haber ubicado el artículo que estaba "perdido" en el tiempo. Me alegro que lo haya encontrado interesante.
EliminarUn placer escucharlo en persona! Un abrazo fraternal desde La Plata =)
ResponderEliminarGracias Jeremías. Tuviste la suerte de estar parado sobre los parapetos de piedra y hormigón que dieron origen a esta historia. Un abrazo desde Punta Alta.
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