sábado, 8 de octubre de 2016

BARCOS Y PROTAGONISTAS DE LA INMIGRACIÓN ESPAÑOLA EN PUNTA ALTA.

Multitud despidiendo a emigrantes en el puerto de Vigo.
Le ley de Emigración promulgada en España el 21 de diciembre de 1907 consideraba emigrantes a todos los españoles que abandonaran el territorio patrio, con pasaje retribuido o gratuito de tercera clase ó de otra que el Consejo Superior de Emigración declarase equivalente, con destino a América, Asia u Oceanía.
Entre 1882 y 1930 se produjo una auténtica oleada migratoria con tres y medio a cinco millones de españoles que, en pos de mejores condiciones de vida, embarcaron mayoritariamente hacia Cuba y Argentina.
La mayor parte de los emigrantes españoles se movilizaron en buques de bandera extranjera y lo hicieron a través de alguno de los quince puertos autorizados, el principal de los cuales era Vigo. Era un viaje plagado de peripecias que comenzaban en los mismos muelles de la partida y se prolongaban en las cubiertas de las naves no siempre confortables.
Un inspector revisaba minuciosamente al viajero y su equipaje antes de la partida, y lo instruía sobre las precauciones y medidas de seguridad e higiene que debía adoptar durante la travesía. Esto incluía el tema de las armas, los juegos de azar, el aseo, el mareo, las partes del barco, la ingestión de alcohol, etc. También se verificaba que no viajaran mujeres casadas solas sin autorización de los maridos y hombres solteros en edad del reclutamiento militar. El inmigrante debía acreditar antecedentes de buena conducta y una profesión ó actividad. Es llamativa la cantidad de “agricultores” entre los hombres y “labores” entre las mujeres.
 Punta Alta, nacida al amparo de la fundación de la Base Naval de Puerto Belgrano, abrió desde sus inicios las puertas a la inmigración europea, atraída por la posibilidad de fuentes de trabajo y un lugar promisorio donde establecerse. Los años fundamentales de nuestra ciudad se corresponden con la eclosión del movimiento migratorio, de modo que no es de extrañar la cantidad de extranjeros que se sumaron para componer nuestra población fundacional.

Emigrantes españoles bailando en la cubierta de un buque durante la travesía atlántica en 1915.

Del sitio web de la Federación Española y su capítulo “Los barcos de la emigración y sus protagonistas” extraje estos apuntes. Me limité a citar los nombres de los españoles que se asentaron en Punta Alta y de los barcos que contuvieron sus sueños, temores y expectativas en una travesía que duró un océano. Sé que este puñado de apellidos es ínfimo al lado de  las cantidades  reales, pero vayan como representación de toda una movida migratoria que aportó trabajo y cultura a nuestra tierra, y que fortaleció nuestros vínculos con la madre patria. Es razonable pensar que de la gran cantidad de inmigrantes que, según la Federación Española, se radicaron en Bahía Blanca, muchos habrán entrado en contacto con nuestro Puerto Militar por razones laborales. En todos los casos el arribo a nuestro país se produjo en el puerto de Buenos Aires.
Asimismo, en la página de la Federación consta el arribo del Barco Salamanca, el 20 de marzo de 1911, en el puerto de Ingeniero White, con un importante número de españoles que fueron registrados en el Hotel de Inmigrantes. Con toda seguridad, muchos de ellos habrán optado por la ciudad de Punta Alta como lugar para establecerse.
Octavio Paz dijo alguna vez que “los argentinos descienden de los barcos”. Nuestra historia nacida a partir de la conquista española del nuevo mundo, le da toda la razón.  Por eso será que los inmigrantes peninsulares, nunca se sintieron del todo extranjeros en nuestro suelo.



Dos vistas de emigrantes españoles en la cubierta del buque Cabo de Hornos.

1-Ignacio Prada y el “Nile”

El Nile en una hermosa tarjeta postal.

El 3 de noviembre de 1907 desembarcó en el puerto de Buenos Aires el señor Ignacio Prada, de profesión agricultor. Había partido de Vigo y se estableció en Punta Alta.
El señor Prada viajó en El Nile que era un barco de la Royal Mail Lines, construido por J & G Thompson de Clyde Bank. Tenía un desplazamiento de 5.855 toneladas. Su botadura y su viaje inaugural se produjeron en 1893. En 1911 fue vendido a Pacific Mail conservando su denominación original. Siempre con este nombre fue pasado a la empresa China Mail en 1915. En 1925 fue desguazado.
Era un bello modelo, de esbelta silueta, con el casco y las chimeneas pintados de negro.
Este buque arribó por primera vez a nuestro país en 1888 y lo hizo por última vez en 1911, transportando a lo largo de sus 36 viajes a La Argentina un total de 5.920 pasajeros.

Fotografía donde se aprecia toda la esbeltez del Nile, con su casco y chimeneas negras.

2-Frutos García y el “Orita”

El Orita en todo su esplendor.

El 11 de octubre de 1914 llegó a la Argentina el señor Frutos García. Era oriundo de Asturias y había embarcado en Vigo. Compartió este viaje con un nutrido número de  paisanos suyos que recalaron en varias orillas de Latinoamérica. Él escogió Punta Alta.
El buque que lo trajo a nuestro país fue el “Orita”. Pertenecía a la Pacífic Steam Navigation Company. Había sido construido en Belfast, Irlanda del Norte, por los astilleros Harland & Wolf, los mismos que hicieron el Titanic. Botado en 1902 hizo su viaje inaugural en 1903. Se trataba de un barco muy elegante, con dos mástiles y dos hélices. Su velocidad de crucero llegaba a los 14 nudos y desplazaba 9.239 toneladas. Tenía una capacidad de 169 pasajeros en primera clase, 111 en segunda y 528 en tercera. Su tripulación estaba constituida por 172 miembros. El Orita fue desguazado en 1932. Este buque llegó por primera vez a la Argentina en 1904 y arribó por última vez en 1930. Durante estas décadas realizó 63 viajes transportando 6.696 pasajeros.
El señor Frutos García se dedicó a las actividades comerciales y fue propietario del  restaurant “La Pilarica” ubicado en Bernardo de Irigoyen al 100. En este local, se hizo en 1924 la reunión que sirvió de lanzamiento a la Liga de Defensa Comercial de Punta Alta, Sección Almaceneros Minoristas, germen de la actual Unión del Comercio y la Industria. A finales de la década del veinte, fue dueño del mítico bar Cervantes.

El Orita en una toma muy significativa. Está zarpando. La gente en el muelle despide a sus seres queridos.

3-Josefa Martínez Ortiz, Paca y María del Rayo Martínez en el “Massilia”

Imponente en medio del mar, el Massilia.

El 5 de julio de 1921 procedentes del puerto de Vigo, llegó a Buenos Aires la inmigrante española Josefa Martínez Ortiz con sus hijas Paca y María Cruz del Rayo Martínez. Una vez en el país, se encaminaron a Punta Alta para proyectar su futuro. Estaba documentada como de profesión doméstica.
El medio escogido para el viaje fue el barco Massilia, de la Compagnie de Navigation Sud Atlantique, de 15.147 toneladas, botado en 1914. El primer viaje con esta denominación lo realizó en 1920. En la segunda guerra mundial, luego de 20 años de travesías, los nazis lo convirtieron en un hotel flotante, al que volaron y hundieron antes de abandonar Marsella en 1944.
Este buque llegó por primera vez a nuestro país en 1920 y en 1939, luego de 101 viajes, concretó su último arribo. Transportó 23.069 personas.

Otra tarjeta postal del Massilia.

4-Plácido Varela López y el “Massilia”

El 23 de diciembre de 1924 desembarcó en Argentina, el señor Plácido Varela López, oriundo de Lugo y proveniente del puerto de Vigo. Se radicó en un primer momento en Coronel Suárez de donde pasó a Bahía Blanca. Por último, escogió Punta Alta para establecerse. Su profesión declarada era labrador.
Viajó en el Barco Massilia, del cual hablamos anteriormente.


5- Cristóbal Domínguez Fernández, Serafina Santos Domínguez y el “Hoedic”

La gallardía del Hoedic.

El 19 de mayo de 1924 pusieron pie en nuestra patria Cristóbal Domínguez Fernández y Serafina Santos Domínguez. Eran nativos de Ferreruela de Tabara, Zamora. Habían embarcado en Vigo y a la hora de elegir terruño, optaron por la ciudad de Punta Alta. Él fue registrado como labrador y ella como modista.
El medio de transporte escogido fue el barco Hoedic, de la Compagnie des Chargeurs Reunis, que desplazaba 9.957 toneladas. Este buque tenía dos hélices y era impulsado por turbinas con reducción. Su capacidad era de 100 pasajeros en primera clase, 40 en segunda y 85 en tercera.
Botado en 1922, su viaje inicial se produjo en 1923. En 1928 dio vuelta campana en su atracadero en Havre. Fue reflotado y luego de su reparación en Rotterdam se aumentó su capacidad a 309 pasajeros de primera, 88 de segunda y 42 de tercera. En 1930 fue destinado al tráfico de la costa africana occidental con el nombre de “Fourcauld”. En 1940 un bombardero alemán lo echó a pique.

Curiosa postal que testimonia el accidente del Hoedic. 

6-María y Fulgencio Rodríguez Martín y el “Gelria”

A todo color, el Gelria de la Royal Holland Lloyd.

El 12 de abril de 1929 llegaron a Buenos Aires, procedentes del puerto de Vigo, María y Fulgencio Rodríguez Martín. Eran originarios de Puebla de San Medel, en Béjar, Salamanca. Escogieron Punta Alta para establecer sus nuevas raíces. Fulgencio estaba acreditado como labrador mientras María figuraba como “sin profesión”.
Realizaron su viaje en el barco Gelria que era parte de la flota de la compañía Royal Holland Lloyd. Este barco, de 13.868 toneladas, registraba su botadura y primer viaje en 1913. Desarrollaba una velocidad de servicio de 17,50 nudos, con dos hélices movidas por motores de cuádruple expansión. Estaba en condiciones de albergar 197 pasajeros en primera clase, 236 en segunda, 136 en intermedia y 854 en tercera. En 1916 fue parado en Amsterdan para acondicionamientos, reintegrándose en 1919 al servicio.
En 1935 fue transferido a la Lloyd Triestino recibiendo el nuevo nombre de Gradisca. En 1946 varó en la isla Gaudo y al año siguiente fue reflotado y amarrado en Venecia. Finalmente en 1951 se produjo su desguace.
El Gelria llegó por primera vez a Argentina en 1913 y su último arribo data de 1931. En este lapso hizo 69 viajes a nuestro país transportando 24.335 pasajeros.

Maravillosa pintura del Gelria.

7-Rosa Sánchez Gómez y el “Cabo de Buena Esperanza”

Saliendo hacia alta mar en todo su esplendor, el Cabo de Buena Esperanza.

El 16 de julio de 1941 desembarcó en Buenos Aires, Rosa Sánchez Gómez oriunda de Puebla de San Medel, ayuntamiento de Béjar, en Salamanca. Había partido del puerto de Cádiz y se estableció en Punta Alta. Su ocupación, según su registro de inmigrante, eran las labores domésticas.
El “Cabo de Buena Esperanza” era un buque de la Naviera Ybarra y Compañía. Era propulsado por cuatro turbinas a una velocidad de 17 nudos. Tenía dos ejes, 3 cubiertas corridas, shelter deck, popa de crucero. Había entrado en servicio en septiembre de 1921 construido por la New York S.B Corporation de Damden New York.
Tenía capacidad para 560 pasajeros distribuidos 260 en primera clase, 300 en segunda y una tripulación de 206 miembros. Contaba con un desplazamiento de 12.595 toneladas.
Había sido botado en 1920 con el nombre de Hosier State. A lo largo de su vida útil recibió además las denominaciones de Presidente Lincoln y María Pepa. Su primer viaje como Cabo de Buena Esperanza lo hizo en 1940. En 1958 fue amarrado y enseguida, desguazado.
Realizó entre 1940 y 1957, 89 viajes a la Argentina. Transportó 37.185 pasajeros.

El buque Cabo de Buena Esperanza, un nombre simbólico para los inmigrantes.


8-Covadonga Blanco González, Esteban Caldevilla Díaz, Generosa María Covadonga González Blanco, Antonio y Juan Carlos Caldevilla Blanco y el “Córdoba”

El Córdoba.

El 16 de mayo de 1948 el Córdoba ancló en el Puerto de Buenos Aires y de él descendieron, entre muchos inmigrantes españoles, la familia compuesta por Covadonga Blanco González, Esteban Caldevilla Díaz, Generosa María Covadonga González Blanco, Antonio y Juan Carlos Caldevilla Blanco, oriundos de San Juan de Beleño algunos y de Viego los restantes, todos del Consejo de Ponga en Asturias.
Esteban Caldevilla Díaz era de Oviedo y su documentación lo acreditaba como labrador.
Habían embarcado en Bilbao y, ya en nuestro país, se radicaron en la ciudad de Punta Alta.
El mencionado barco, pertenecía a la Compañía Argentina de Navegación Dodero. Era una unidad de pasajeros y de carga, construido en los astilleros Bethlehem Steel de Estados Unidos. Tenía capacidad para 827 pasajeros distribuidos 26 en primera clase y el resto para inmigrantes.
Su capacidad de carga era de 5.390 metros cúbicos. Disponía de una turbina con 6000 caballos de vapor de potencia y una velocidad de servicio de 15 nudos. Fue incorporado al servicio en 1947 y dado de baja en 1972. Este mismo año fue desguazado en Campana.
Este barco llegó por primera vez a Argentina en 1887, y realizó su último arribo en 1955, movilizando 40.619 personas en un total de 98 viajes.

El Córdoba en el puerto.

9-Arturo Muñoz de Toro García, Araceli Cid Valle, Arturo, Ricardo, Aurelio, Adela, Araceli y María del Carmen Muñoz del Toro Cid en el “Cabo de Hornos”

Impresionante vista del barco Cabo de Hornos.

El 4 de noviembre de 1949 está registrado el arribo a Buenos Aires de la familia compuesta por Arturo Muñoz de Toro García, su cónyuge Araceli Cid Valle y sus hijos Arturo, Ricardo, Aurelio, Adela, Araceli y María del Carmen Muñoz de Toro Cid, oriundos del Valle de Abdalajis, en Málaga.
Habían embarcado en Cádiz y se radicaron en Punta Alta. Con el tiempo se mudaron a Bahía Blanca para recalar al fin en Monte Hermoso. Arturo estaba registrado como industrial.
El barco Cabo de Hornos pertenecía a la flota de Naviera Ybarra y Compañía. Tenía capacidad para 370 pasajeros en camarote, distribuidos en dos clases, y unos 410 de tercera en sollados. Desplazaba 12.597 toneladas y había sido botado en 1920, en Estados Unidos, como Empire State. A lo largo de su vida útil tuvo también los nombres de Presidente Wilson y María Pipa.
En 1940 recibió el nombre de Cabo de Hornos y en 1959 fue desguazado.

El Cabo de Hornos.

10-Enrique Más Pérez y el “Cabo de Buena Esperanza”.

El 6 de abril de 1949 arribó a Buenos Aires el señor Enrique Más Pérez, oriundo de Fuente Encarroz, Valencia. De profesión agricultor, había embarcado en el puerto de Barcelona y se estableció en Punta Alta. 
Los datos del barco están detallados anteriormente.

11-Salvador Berenguer Calvo, María Blasco Selles, Luisa y Salvador Berenguer Blasco en el “Cabo de Buena Esperanza”

El 3 de Julio de 1950 descendió en Buenos Aires, del barco Buena Esperanza, la familia compuesta por Salvador Berenguer Calvo, su esposa María Blasco Selles y los niños Luisa y Salvador Berenguer Blasco. Eran oriundos de Callosa de Ensarría, Alicante, y habían zarpado del puerto de Barcelona. Se radicaron en Bajo Hondo, para luego hacerlo en forma definitiva en Bahía Blanca.
Salvador era de profesión agricultor y María de labores.
Los datos del barco están consignados en otro punto de este artículo.

12-Armando Rubio Pardo y el “Formose”.

El Formose.

El 27 de marzo de 1950, luego de embarcar en Vigo y cruzar el océano, Armando Rubio Pardo, oriundo de Colinas del Campo de León, arribó a Buenos Aires donde residió durante un año. En 1951 se estableció en Punta Alta.
El navío que lo trajo a nuestra tierra fue el “Formose” de la Compagnie des Chargeurs Reunis de Francia. Era propulsado por dos juegos de motores de triple expansión, tenía dos hélices y un desplazamiento de 9.975 toneladas. Su capacidad era de 100 pasajeros en primera clase, 40 en segunda y 85 en tercera. La botadura y el viaje inaugural tuvieron lugar en 1921.
Este buque llegó por primera vez a Argentina en 1942 y tocó Buenos Aires por última vez en 1952. Durante esta década completó 66 viajes con un total de 12.652 pasajeros. En el año 1943 fue incautado por el gobierno Argentino e incorporado a nuestra flota mercante con el nombre de Río Tunuyán. Se restituyó a la empresa propietaria en 1946 con el nombre original. Fue desguazado en 1953.
Armando Rubio Pardo había nacido el 25 de diciembre de 1924. En su León natal se dedicó a la minería. A los 26 años emigró a Argentina. En nuestra ciudad se dedicó al comercio en el rubro de los ramos generales. Durante 40 años se desempeñó como tesorero de la Asociación Española de Socorros Mutuos de Punta Alta que, como merecido homenaje,  impuso su nombre al Salón de Fiestas.
Falleció en nuestro medio el 13 de julio de 2014 a los 89 años de edad.

El Formose.

13-Ricardo Gil Monteiro, Francisco Gil Roig y el “Provence”.

El Provence en su elemento, el mar.

El 8 de febrero de 1952, en medio de un numeroso grupo de inmigrantes españoles, recalaron en el puerto de Buenos Aires los señores Ricardo Gil Monteiro y Francisco Gil Roig, oriundos de Valencia.
Habían embarcado en Barcelona y escogieron para sentar sus petates la ciudad de Punta Alta. Figuraban como “sin profesión”.
El buque Provence hizo 141 viajes a Argentina entre 1884 y 1960, transportando un total de 36.408 pasajeros. Pertenecía a la Societe Generale de Transports Maritimes y fue botado por Swan Hunter & Wigham Richardson de Tyneside el 15 de agosto de 1950.
Desplazaba 15.889 toneladas y tenía hélices gemelas. En 1965 fue vendido a Italia siendo rebautizado Enrico C y convertido en crucero transatlántico de clase única en 1972.

El Provence en una acuarela que lo pinta de cuerpo entero.

14-Serafín Granada García, Purificación Góngora Sortes, Javier Granada Góngora, Faustino Remondegui Domenech y el “Salta”

El Salta.

El 13 de abril de 1952 llegó a la Argentina la familia compuesta por Serafín Granada García, su cónyuge Purificación Góngora Sortes y su hijo Javier Granada Góngora. Provenían de Tudela, Navarra, habían embarcado en Vigo. Serafín era oriundo de Guadalajara y su profesión era la sastrería.
El 4 de junio del mismo año arribó a nuestro país Faustino Remondegui Domenech oriundo de Villa de Aescoa, en Navarra. El señor Remondegui había embarcado en Barcelona, uno de los quince puertos españoles habilitados para los emigrantes. Al igual que la familia Granada eligió la ciudad de Punta Alta para afincarse. Según los datos de la Federación Española, al cabo de unos años, se estableció definitivamente en Bahía Blanca.
Todo este grupo se movilizó en el Barco Salta de la Compañía Argentina de Navegación Dodero. Se trataba del ex Jamaica, construido en los astilleros Seattle de La Tacoma Shipbuildin Corporation de Estados Unidos,  botado el 7 de marzo de 1942.
En septiembre de 1943, en el astillero Willamette Iron & Steel, fue completado como portaaviones de escolta tipo CVE43 para la US.Navy. A finales de ese mismo mes fue transferido a la Royal Navy con el nombre de HMS Shah. En 1945 es reintegrado a la marina de guerra norteamericana.
En 1948 fue adquirido por la Empresa Río de la Plata S.A. de navegación de ultramar, Dodero, adaptado para transporte de pasajeros en el astillero Newport News SB & DD y renombrado Salta, gemelo del Corrientes. Desplazaba 12.053 toneladas y transportaba 192 tripulantes, 4 pasajeros de primera y 1.338 de tercera. Tenía una eslora de 149.87 metros, una manga de 21.18 y un calado de 23.01. Se impulsaba con turbinas a vapor cross-compound Allis Chalmers y contaba con dos calderas acuotubulares.
En 1963 participó del rescate de 490 náufragos del Lakonia. En 1964 es radiado y vendido a la empresa Catasa como chatarra.
El buque Salta hizo viajes a la Argentina entre 1911 y 1960, realizando un total de 107 con un movimiento de 35.526 pasajeros.
Finalmente fue desguazado en Río Santiago, Buenos Aires en 1966.

El Salta con sabor a despedida.

15-Amparo Roig Belenguer, Ricardo y Amparo Gil Roig en el “Provence”

El 28 de abril de 1953 arribó a Argentina la señora Amparo Roig Belenguer, natural de Valencia,  proveniente de Barcelona. La acompañaban sus hijos Ricardo y Amparo Gil Roig, todos oriundos de Valencia. Se radicaron en Punta Alta. Amparo estaba documentada como de profesión labores.
Se transportaron en el Barco Provence del cual hablamos en otro párrafo.


16-Francisco Salvador Ripoll, Consuelo Bataller Ferre, María, Consuelo y Josefa Ripoll Bataller en el “Bretagne”

Todo el Bretagne. Todo el mar. Todo el cielo.

El 13 de octubre de 1953 desembarcó del “Bretagne” en el puerto de Buenos Aires la familia constituida por Francisco Salvador Ripoll, su esposa Consuelo Bataller Ferre y sus hijas María, Consuelo y Josefa Ripoll Bataller. Eran oriundos de Altea y provenían del puerto de Barcelona. Se afincaron en Punta Alta. Francisco estaba registrado como comerciante y Consuelo en labores domésticas.
Viajaron en el Barco Bretagne, de la Societé Generale de Transports Maritimes a Vapeur.
Desplazaba 16.355 toneladas propulsado por 2 juegos de turbinas de reducción simple, con una velocidad de 18 nudos. Había sido construido en Chantiers & Ateliers de ST. Nazaire y botado en 1951. El viaje inaugural lo efectuó en 1952. En 1960 fue transferido a Chandris Line siendo rebautizado Brittany.
El 8 de abril de 1963 sufrió un incendio que lo destruyó totalmente mientras estaba en Piraeus para reparación de máquinas. Fue desguazado en La Spezia en 1964.
El buque Bretagne realizó 72 viajes a Argentina, entre 1889 y 1960, transportando un total de 9.682 pasajeros.

El Bretagne con colores del crepúsculo.

17- Aurelia Bocero Valle de Román, María Socorro, Eloína y María Celsa Román Bocero en el “Charles Teller”.

El barco Charles Teller.

El 17 de marzo de 1954 pisaron puerto de Buenos Aires, Aurelia Bocero Valle de Román y sus hijas María Socorro, Eloína, Elicia y María Celsa Román Bocero, oriundas de Santa Eulalia, en León. Habían embarcado en Vigo y recalaron en Punta Alta.
Su ocupación consistía en labores.
Llegaron a nuestro país en el Barco Charles Teller, de la Compagnie de Navigation Sud Atlantique, de 12.006 toneladas y botado en 1951. Su primer viaje tuvo lugar en 1952. Diez años después pasó a la empresa Messageries Maritimes. En 1966 fue rebautizado como “Le Havre Abeto”.
El buque Charles Teller realizó 45 viajes a La Argentina entre los años 1952 y 1960, movilizando 2.771 pasajeros.


18-Antonio Peregrina Cabrera, Beneranda Avalo Jeres, Antonio y Juan Peregrina Avalo y el “Cabo de Buena Esperanza”.

El 17 de junio de 1955 puso pies en Buenos Aires la familia formada por Antonio Peregrina Cabrera, su esposa Beneranda Avalo Jerez y sus hijos Antonio y Juan Peregrina Avalo, de La Rinconada, en Sevilla. El jefe de familia era oriundo de Almería, de profesión jornalero, mientras la madre lo era de Jaén y de ocupación labores.
Habían embarcado en Cádiz, en el barco Cabo de Buena Esperanza. Inicialmente se radicaron en Buenos Aires y luego se trasladaron a Punta Alta. Según la Federación Española, aquel pequeño Antonio se radicó posteriormente en Coronel Pringles.
Los datos del barco constan más arriba.


19-Arcadio y Adriana Mesón Manzano y el “Lavoisier”

El Lavoisier.

El 15 de Julio de 1956 llegaron a Argentina Arcadio y Adriana Mesón Manzano. Oriundos de Salamanca, habían embarcado en Vigo y eligieron Punta Alta para afincarse. Arcadio, nacido en 1928, tenía 28 años al momento de pisar nuestra tierra. Se dedicó a la construcción y albañilería, y trabajó hasta su jubilación en Instalaciones Fijas de la Base Baterías.
Emplearon para su viaje los servicios del barco “Lavoisier” de la Compagnie des Chargeurs Reunis”. Era un buque a motor, de dos hélices, con capacidad para desplazar 12.000 toneladas. Fue botado en octubre de 1948 por Ateliers & Chantiers de la Loire en St. Nazaire. No incluyó el puerto de Buenos Aires en su derrota sino hasta el año 1950. Tenía capacidad para transportar 109 pasajeros en primera clase y 266 en segunda. En 1961 fue vendido a Italia y se convirtió en el crucero transatlántico “Rivera Prima”.

El Lavoisier.

20-Manuel Rodríguez Iglesias, Paula Sánchez Sánchez, Enriqueta Rodríguez Sánchez y el “Highland Princess”

La princesa de las tierras altas y el océano Atlántico.

El 21 de enero de 1956, a bordo del Highland Princess, arribaron al puerto de Buenos Aires el matrimonio constituido por Manuel Rodríguez Iglesias y Paula Sánchez Sánchez con su hija Enriqueta Rodríguez Sánchez. Esta familia oriunda de Valdelacasa, en Salamanca, había embarcado en Vigo y decidió, ya en suelo argentino, radicarse en Punta Alta.
Manuel en sus documentos de inmigración figuraba como agricultor y Paula como servicio de labores.
El barco que los trajo a nuestro país era parte de la flota de la compañía Nelson Line. Desplazaba 14.128 toneladas y fue botado el 11 de abril de 1929. Su construcción fue obra de Harland & Wolff en Glasgow. Sin cambiar de nombre fue transferido a la Royal Mail en 1932. Vendido a John Latsis de Grecia en 1959 prestó servicios como Marianna. En 1960, bajo bandera checoslovaca se llamó Slapy y finalmente como barco chino fue renombrado Guang Hua.
El buque Highland Princess ancló en nuestro país por primera vez en 1930, y lo hizo por última vez en 1959. En este largo período concretó 99 viajes en los cuales transportó 10.614 pasajeros.

The Highland Princess.

21- Guillermo Mellado y Ángela Zaragoza en el “Provence”

El 15 de octubre de 1956 llegaron al puerto de Buenos Aires el matrimonio compuesto por el señor Guillermo Mellado y la señora Ángela Zaragoza. Ángela era oriunda de la ciudad autonóma de Melilla y de profesión sus labores. Se radicaron en Punta Alta.
De este matrimonio nacería Miguel Ángel Mellado Zaragoza, el sacerdote que acompañó a la Colectividad Española de Bahía Blanca en sus festividades y acontecimientos.
Los datos del barco Provence, en el cual se trasladó el matrimonio, están en otro capítulo de esta nota.


 22-Bernardino Mesón Manzano y el “Bretagne”

El 27 de diciembre de 1960 desembarcó en Buenos Aires el señor Bernardino Meson Manzano, de profesión peón, proveniente de Barcelona. Se radicó en Punta Alta donde ya residía su hermano Arcadio, arribado en 1956 y al igual que él, trabajó como personal civil en la Base Baterías hasta su jubilación.
Viajó en el barco Bretagne al cual ya describimos en otro párrafo.

Epílogo

¿Hermanos?¿Padre e hijo?¿Tío y sobrino? Dos emigrantes españoles posando junto al barco
donde están depositados sus sueños de una vida mejor.


Me preguntaba si tendría valor una nota de este tipo donde muchos nombres quedan sin mención y donde por ahí se habla más de los barcos que de las personas. Sin embargo, cuando seleccionaba las fotografías, entendí que los barcos no eran parte menor de estas historias y no pude sustraerme a una gran emoción.
Viendo esas moles de hierro en medio de la vastedad del Atlántico, esos rostros entre angustiados y esperanzados, esas multitudes apretadas en el dolor de la despedida, esos grupos que compartían juegos, charlas y bailes sobre las cubiertas movedizas, sentí lo que debieron sentir todas estas personas que, mas allá de las estadísticas de la inmigración, tenían nombres propios, tenían padres, madres, hijos y amores por los que luchar y soñar.
Quiera Dios que hayan logrado sus metas. Quiera Dios que hayan encontrado el camino que proyectaron cuando decidieron dejar su tierra natal. Quiera Dios que hayan sido felices.
Aquellos lejanos barcos y los protagonistas de estos viajes están presentes en cientos de memorias por las calles de Punta Alta. 
  
Raúl Oscar Ifran.

Fuentes.

www.empleo.gob.es/portal Carta de España


1 comentario:

  1. Gracias por tan completa investigación, Raul. Mis padres llegaron de España en el mismo barco,pero sin conocerse, en el año 1949. A los 2 años se conocieron y se casaron. Ahora conozco un poco más de sus historias y del barco en que llegaron a Buenos Aires. Nuevamente: GRACIAS.

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