jueves, 18 de abril de 2024

EL ALMIRANTE WINFIELD SCOTT SCHLEY EN PUERTO BELGRANO.

 

1-El héroe de la Batalla Naval de Santiago de Cuba nos visitó en 1901.

Fotografía del Almirante Schley en su libro “45 años bajo bandera”

El dos de julio de 1898, el ingeniero Luiggi clavaba en el paraje Punta Alta el primer pilote para la construcción del Puerto Militar de Bahía Blanca origen de nuestra Base Naval de Puerto Belgrano. El tres de julio de 1898, en Cuba, en medio de la guerra Hispano-Estadounidense, el Comodoro Winfield Scott Schley, a bordo de su nave insignia, el USS Brooklyn, derrotaba completamente a la flota española al mando del almirante Pascual Cervera y provocaba en España el colapso político llamado el “Desastre del 98” con la pérdida de la mayoría de sus colonias de ultramar.

Winfield Scott Schley nació en el Condado de Frederick en 1839 y falleció en Nueva York en 1911.

A los 17 años ingresó a la Academia Naval de Annápolis de la que egresó como el mejor alumno de su promoción. Participó en la Guerra de Secesión con acciones destacadas, actuó en conflictos en China, Centroamérica y Corea en el despertar expansionista de los Estados Unidos. Ganó notoriedad rescatando a expedicionarios en el Ártico, lo que le valió importantes condecoraciones.

En 1898 fue ascendido a Comodoro y enviado, al mando de la Escuadra Ligera, a interceptar a la escuadra española en el Atlántico. En Cuba fue protagonista de la batalla naval que decidió el destino de la guerra Hispano-Estadounidense. En reconocimiento al mérito de sus acciones fue ascendido a almirante. En 1899 recibió el mando de la escuadra del Atlántico Sur, último destino antes de su pase a retiro en octubre de 1901.

En febrero de ese último año estuvo en Puerto Militar de Bahía Blanca, hoy Puerto Belgrano.

Tarjeta postal norteamericana ilustrando la batalla naval de Santiago de Cuba.

2-El almirante Schley en el Puerto Militar según Caras y Caretas.


La revista “Caras y Caretas” número 126, del 2 de marzo de 1901, hizo eco de la visita del reputado visitante con el texto que transcribo a continuación.

El 9 de febrero el almirante Schley con el comodoro Fockwell, comandante Penderton y demás oficiales de los buques norteamericanos “Chicago” y “Atalante”, visitaron las obras del Puerto Militar, gracias al permiso especial concedido por el extinto ministro Rivadavia.

Los acompañaron en la visita a las obras marítimas los ingenieros Luiggi, Beltrami, Huergo, Cilley Villa y Moneta. Los visitantes examinaron el dique de carena, hasta sus cimientos, y luego pasaron a los talleres, enfermería, galería de toma de agua y edificios de depósito de aguas corrientes.

En la inspección a las obras de fortificación fueron atendidos por el comandante Allaria, mayor Lagos y demás oficiales del cuerpo de artillería de costas. De su visita a las obras quedaron muy agradablemente sorprendidos no teniendo idea de que estaban en construcción obras tan grandiosas y completas que, con la flota de acorazados, demuestran el adelanto del país que el almirante Schley visitó cuando era simple capitán de corbeta.

El ingeniero Luiggi, que ha sido nombrado miembro de la Real Academia de Ingeniería de Londres, en premio a los trabajos que ha realizado en Norte América, Italia y República Argentina, en los últimos veinte años, fue muy felicitado por los jefes y oficiales de la escuadra.

Reputan el Puerto Militar de Bahía Blanca como la obra de más importancia en su género realizada hasta hoy en la América del Sud”




3-Puerto Belgrano en las memorias del almirante Schley.

Tapa del libro “45 años bajo bandera” con las memorias del almirante Schley.

En ese verano de 1898, el almirante Schley y las dotaciones del Chicago y Atalante pasaron cinco días en el naciente Puerto Belgrano. Era un panorama inhóspito pero promisorio.

Schley, unos años antes, siendo contralmirante, había prohibido Argentina como lugar de licencia para los buques de la armada norteamericana por los altos índices de deserción de marineros estadounidenses que, tentados por la prosperidad de nuestro país durante el boom de la exportación de carne y la alta paga de los buques mercantes de nuestro país, optaban por abandonar sus unidades ante las pobres condiciones de vida en la armada yanqui.

En su libro autobiográfico “Forty five years under the flag” (45 años bajo bandera), editado en 1904, recordó nuestro puerto con el siguiente texto:

Nuevamente, durante el mes de febrero de 1901, la escuadra visitó Puerto Militar, o, como se le conoce geográficamente, Bahía Blanca, a unas cuatrocientas millas al sur del Río de la Plata, donde el Gobierno argentino había establecido un Gran arsenal militar, con grandes talleres y almacenes, para el uso, cuidado y reparación de su flota.

En este punto se encontraba en proceso de construcción, pero ya terminado, bajo la dirección del Señor Luis Luigi -eminente y distinguido ingeniero italiano- uno de los diques secos más grandes del continente americano y capaz de albergar a los barcos más grandes a flote.

Las defensas del puerto, que incluían un sistema de minas cuidadosamente planificado, estaban prácticamente terminadas en el momento de la visita del escuadrón y eran tan formidables como para desafiar el asalto más valiente de un enemigo y calculadas para resistir con éxito el desafío más obstinado. de un escuadrón atacante.

Modernos cañones de gran potencia y calibre fueron instalados en emplazamientos construidos de conformidad con los sistemas más avanzados de Europa y América del Norte. Se recurrió a todos los artificios para ocultar su ubicación y proteger los cañones y sus servidores contra el fuego de artillería moderna. Estas formidables baterías estaban ubicadas de manera que cubrían y dominaban cada parte del estrecho canal que iba desde el mar hasta el puerto.

El señor Luigi tuvo mucho gusto en ilustrar a los oficiales sobre estas obras, para inspeccionar y explicar su construcción, zonas de incendio, métodos de construcción y radio de acción. Su trabajo había sido pensado con tanto cuidado y parecía tan completo que no dejaba nada que sugerir.

La visita, no carente de interés, proporcionó campo para muchas cosas, aunque en términos profesionales, y se consideró de tal valor que posteriormente fue objeto de un interesante informe para el Departamento de Marina”

A finales de este mismo año el almirante Schley dio por terminada su vida militar y una década después fallecía a los 72 años de edad. Sus restos reposan, junto a miles de héroes militares norteamericanos, en el Cementerio de Arlington.


Raúl Oscar Ifrán.


Referencias:

Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de Winfield Scott Schley». Barcelona, España, 2004.

Revista “Caras y Caretas” 126 del 2 de marzo de 1901.

Forty five years under the flag”. Winfield Scott Schley. New York D. Appleton and Company. 1904.





































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